Alguna
vez has oído hablar del ‘oro de los tontos’, que ha deslumbrado a muchas
personas.
Es
la pirita, un mineral del grupo de los sulfuros, formado
por un 53,4% de azufre y un 46,4% de hierro. Se parece al oro y los ‘tontos’ que no lo conocen
fácilmente se ilusionan con su brillo.
Sé consciente de esto porque a veces una ambición desmedida
hace creer que de eso tan bueno sí dan tanto.
De hecho, eso es lo que tentó a todos los que
perdieron su plata en las famosas pirámides. Y lo siguen sufriendo todos los que buscan ganancias
fáciles con consecuencias difíciles.
Los seres humanos nos ponemos una venda en los
ojos cuando nos dejamos guiar por las ansias del ego. Por la misma razón es que
la gente, incluso letrada, pone todos los huevos en la misma canasta o se
corrompe. Increíble, pero cierto: el deshonesto levanta un castillo sobre arena
o en un terreno frágil.
El
deshonesto imita a los arquitectos que diseñaron la Torre de Pisa y cometieron
un error garrafal en los cimientos: cavaron sólo tres metros en un suelo
inestable y a la mitad de la obra el suelo se deslizó y la torre se inclinó. La obra se había iniciado en 1173, se paró y sólo se continuó en 1348,
intentando alterar el centro de gravedad. Hoy vemos que eso no se logró, pero
en los últimos años se han puesto varios correctivos. La torre mide 55,7 metros
y su peso es de 14.700 toneladas, una inclinación de cuatro grados y tiene ocho
niveles. Piensa en las
consecuencias de no tener fundamentos sólidos en la vida.
Es
grave carecer de buenos principios y de ética que guíe tu conducta. Elige ser recto y vertical, transparente en todo para no inclinarte,
caer algún día y sufrir lo indecible.
En cierta ocasión la Casa de la Moneda de EE.
UU. cometió un desliz bien
diciente: lanzó unas monedas al mercado con la leyenda In Gold We Trust
(creemos en el oro).
El
error fue agregar una letra a la leyenda original In God We Trust (creemos en
Dios). Una falla muy oportuna, ya que eso es lo que en
realidad se vive en el mundo que idolatra el dinero: se pone toda la confianza en el oro o el dinero y
se desbaratan matrimonios, se desunen familias, se mata, se traiciona, etc.
Creer en el oro y no en Dios es normal para el
ser inconsciente y el que descuida del todo su espíritu. Como bien dijo el
pensador francés Voltaire: el
que cree que el dinero puede hacer cualquier cosa, hace cualquier cosa por
dinero.
La honestidad y el amor son los principios básicos de la vida y nunca se
pueden negociar.
El corrupto o deshonesto cree que puede burlarse de la
ley de la siembra, pero tarde o temprano recogen un fruto amargo y en
extremo doloroso.
Sin
honestidad no hay felicidad.
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