Así como toda carencia es desgracia, toda desgracia es
carencia.
Atiende
a la pobreza, la humildad y la caridad de Cristo.
Aun las veces que la homilía resulte algo aburrida, si
está presente un espíritu materno-eclesial, siempre será fecunda, así como los
aburridos consejos de una madre dan fruto con el tiempo en el corazón de los
hijos.
Busca
lo suficiente, busca lo que basta. Y no quieras más. Lo que pasa de ahí
es agobio, no alivio; apesasumbra en vez de levantar.
Buscad
ante todo el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás vendrá por
añadidura..
Cada
cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la
liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse
plenamente en la sociedad; esto supone que seamos dóciles y atentos para
escuchar el clamor del pobre y socorrerlo.
Comencemos
a servir, lo que hemos hecho hasta ahora es poco y nada.
Comienza
haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás
haciendo lo imposible.
Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por
sufrir graves dificultades, pero poco a poco hay que permitir que la alegría de
la fe comience a despertarse, aun en medio de las peores angustias.
Con cuánto más amor puede uno de nosotros amar y nutrir a
su hermano en el espíritu.
Con dolor la pobreza de muchos, en contraste con la
opulencia de algunos.
Con tal de estar con Dios, ¿qué más da que sea de una
manera o de otra? Puesto que realmente sólo le buscamos a Él, y no lo
encontramos menos en la mortificación que en la oración -sobre todo cuando nos
envía la enfermedad-, nos deben parecer tan buenas tanto la una como la otra.
Conserven la llama que Dios ha encendido en sus corazones
esta noche: procuren que no se apague, aliméntenla cada día, compártanla con
los que los rodean que viven en la oscuridad y buscan una luz para su camino.
Creer es un acto del entendimiento que asiente a la
verdad divina por imperio de la voluntad movida por Dios mediante la gracia.
Crítica social y política
Cuando
al hombre se le pone como medida de todas las cosas, se le convierte en esclavo
de su propia finitud.
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