Rezar es hablar con Dios; olvídate de lo que
te enseñaron y dile a ÉL lo que sale de tu corazón, lo que sientes, lo que
vives, lo que deseas… y si le vas a
pedir algo, no lo hagas para ti, porque ÉL sabe lo que tú necesitas.
Hay que hablarle con la confianza de un
verdadero Padre y con la familiaridad de la más amada Madre.
ORAR es dar y pedir para nuestro prójimo.
Dios
es Amor, es energía infinitamente creativa, afectuosa e inteligente puede
mostrarse a través de cualquier criatura del Universo.
Cuando
se está con Dios, ÉL está con uno. Por más que no queramos
tenerlo al lado, ÉL siempre desea estar con nosotros, para protegernos, para
darnos esos dones que necesitamos, para brindarle al prójimo lo que tanto
necesita: AMOR.
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