La felicidad depende en
gran medida de las expectativas que las personas crean sobre su vida y sus
sueños.
Los sabios aconsejan no depender de las expectativas o moderarlas para evitar dolorosas decepciones.
Ese fue el gran hallazgo de Buda: Comprender que el ser humano sufre por sus deseos y no por la realidad en sí.
A más deseos, más sufrimiento y a mayor desapego más libertad y más paz interior. Todo apego trae dolor.
El reto es poder decir con San
Francisco: Cada vez deseo
más poco, y lo poco que deseo lo deseo poco.
Ya habrás comprobado cuánto te frustras cuando esperas demasiado de una
persona o un evento.
Evade el terrible mal de poner tu felicidad fuera de ti ya que entonces
dependes de algo exterior.
Evita que alguien o algo sea todo para ti o vas a sufrir lo indecible al
perder algo que es prestado, como todo.
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