El
hígado es, junto con tus riñones, el principal órgano depurador de nuestro
organismo, el encargado de "limpiarnos" por dentro.
En
ayunas: A primera hora de la
mañana es cuando estos órganos están más activos. Aprovecha ese momento para
tomar un vaso de agua con zumo de limón. A fin de arrastrar las toxinas y los
productos de desechos acumulados. Intenta beber 2 litros de líquidos -agua,
infusiones, caldos, etc,-a lo largo del día.
En
el desayuno: Para activar el hígado ya de buena mañana, acompaña el
desayuno con zumo de pomelo con miel. La vitamina C de los cítricos es esencial
si sufres de una enfermedad inflamatoria -hepatitis, cirrosis, etc.-. ¿Te
medicas? En ese caso, opta por el zumo de naranja, ya que el pomelo interfiere
en el aprovechamientos de un buen número de fármacos.
En
la comida y en la cena: No debería fallar alguno de los alimentos de
mayor poder depurativo: alcachofas, apio, endivias, escarola, rúcula,
berenjenas, espárragos trigueros, verduras de la familia de la col, etc. Los
vegetales más ricos en sustancias protectoras del hígado son fáciles de
reconocer porque tienen un sabor ligeramente amargo.
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