Las
tensiones acumuladas pueden contribuir al desarrollo de diferentes
enfermedades.
El estrés
es un factor y un concepto técnico que hace referencia a una presión externa a
la que es sometida un organismo.
Al principio se creía que era todo lo que le hiciera daño al
cuerpo, pero después se vino a saber que se trata de cualquier demanda, así sea
una agradable. Por ejemplo, cuando las personas están en una fiesta, toman
trago y se trasnochan, esas son exigencias para el organismo.
Entonces,
el cuerpo reacciona de maneras diferentes. Por ejemplo, se secretan hormonas
como la adrenalina, la respiración se acelera, aumenta la frecuencia cardiaca,
la presión arterial y la concentración de la sangre.
El ritmo de vida del mundo moderno contribuye a que la gente
esté más tensa hoy, pues cada vez se le exige que sea más competitiva.
Hay personas que se toman la vida de una manera relajada,
pero en general el hombre moderno ha optado por la parte negativa del camino.
Además, el ambiente no ayuda, hay mucho tráfico...
Hacer
una vuelta sencilla se convierte en algo de horas; las responsabilidades en el
trabajo son mayores. Las personas están sobrepasando sus límites.
A esto se agregan diversas situaciones: conflictos con la
pareja, con la familia y en el trabajo son las más comunes.
El entorno y las características del mundo actual son
factores de riesgo. Vivimos en una sociedad demandante en la que tenemos
factores que cuando ejercen una presión permanente y las personas no logran
adaptarse o habituarse a ellas, se convierten en situaciones de estrés
Y lo hay de varias clases: Podemos hablar del agudo, que es
el que produce una reacción inmediata. Por ejemplo, alguien se puede ganar la
lotería y de la emoción le da un infarto. Pero también está el crónico, que es
cuando una persona está sometida a situaciones extremas permanentes. Por
ejemplo, quienes viven en zonas de violencia. Lo que puede pasar es que la
gente se enferme o se acostumbre a estas situaciones.
En el mundo
laboral las personas pueden estar más irritables y angustiadas, ser incapaces
de relajarse, tener dificultades para pensar y tomar decisiones acertadas,
sentirse cansadas y deprimidas, y sufrir problemas físicos como trastornos
digestivos, cardiopatías, aumento en la tensión arterial y trastornos en los
músculo-esqueléticos (como lumbalgias y trastornos de los miembros superiores),
todo por su causa.
El 65 por ciento de los trabajadores ha padecido algún tipo
de estrés, y se cree que las mujeres se estresan más que los hombres.
Se puede hacer una proporcionalidad con lo mismo que sucede
con los trastornos afectivos. En el mundo, la proporción es de tres a uno, es
decir, por cada tres mujeres que sufren de estrés hay un hombre.
El estrés puede contribuir al desarrollo de diferentes
enfermedades. Por eso, organizaciones públicas y privadas presentan campañas
para que las personas sean conscientes de esos peligros. Puede causar
gastritis, úlcera, hipertensión arterial, colon irritable, y ser el principio
de un infarto.
Vemos
que los que se infartan son principalmente personas que tienen sobrecargas de
trabajo y factores de vida que no son saludables: no duermen lo suficiente, no
tienen espacios lúdicos y son constantemente presionados por factores externos.
En lo mental, hay quienes comienzan a sufrir trastornos
emocionales, como la depresión y la ansiedad. El estrés es capaz de generar
disfuncionalidad en las relaciones con la familia y con el entorno, y se puede
transformar en una situación de sufrimiento.
Hay que combatirlo, no cabe duda; pero de nada sirve que sea
consciente de estar estresado si no cambia sus hábitos de vida. Y aunque no
todo el estrés es malo, porque es el que permite a las personas enfrentar los
eventos con expectativa y saber reaccionar frente a diferentes situaciones,
cuando supera los límites vienen los problemas de salud.
Hay que
tener rutinas de vida saludables como dormir y alimentarse bien, pero no
llenarnos de comida como si fuéramos talegos, sino disfrutar de ese tiempo
destinado a la alimentación. Hay que tener límites, saber hasta dónde llega
nuestro cuerpo y tener momentos de relajación y placer, como la meditación,
salir a caminar y hacer deporte.
Todas las actividades que alivian la tensión, como el
reposo, la vida en pareja, la sexualidad, el ejercicio físico y las vacaciones,
contribuyen a bajar los niveles de estrés.
Es muy
común que las personas jóvenes se estresen cada vez más y tienden a presentar
cuadros de depresión. La pérdida de un trabajo o de una relación afectiva son
algunos de los factores que influyen en su estado de ánimo. También se pueden
presentar trastornos de ansiedad.
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