Hace días la actriz Meryl Streep acusó a Walt Disney de racista,
machista y antisemita.
Abigail Disney, descendiente del creador del
imperio de animación, ha echado más leña al fuego.
Abigail, nieta de Roy, hermano mayor de Walt, le ha dado la razón en todo a
Streep.
Pero no escribo sobre esto para deleitarnos
con esas acusaciones, sino para pensar en los mitos que creamos.
Es
tentador endiosar a los seres famosos o a los personajes y olvidar que son tan
falibles y precarios como cualquier persona.
Fabricamos ídolos de barro porque proyectamos en ellos nuestros
anhelos de grandeza.
Entonces la vida nos demuestra con dolor que la perfección solo está en
Dios, no en los delirios del Ego.
Es grave subir a alguien en un pedestal, una falla tan común en las
relaciones de pareja que genera dolorosas frustraciones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios