Cualquier
técnica para cambiar hábitos que utilices contigo mismo también puedes intentar
utilizarla con otra persona. Sin embargo antes de ponerte manos a la obra debes
resolver varias barreras que surgirán durante el proceso:
Asegúrate
de que esa persona realmente quiere cambiar
Que un hábito sea perjudicial no es razón suficiente para
que una persona tome la decisión de abandonarlo. Las personas pueden mostrarse
muy protectoras respecto a sus hábitos. Llevan tanto tiempo formando parte de
sus vidas que los consideran parte de su identidad y se muestran resistentes al
cambio. Sin duda esta es la primera barrera que hay que superar y normalmente
es la más difícil. Si conseguimos superarla podremos pasar a los siguientes
puntos.
No
juzgues el hábito
Esta es una barrera que levantas entre ti mismo y la
persona a quien quieres ayudar. Muchas veces las personas no se dejan ayudar
debido al tono recriminatorio que utilizamos con ellas. Ya sabes, ese tono con
el que decimos de forma implícita que sabemos qué es lo mejor para ellos.
Este tono les hace sentir como niños que se han portado
mal. Como consecuencia se pondrán a la defensiva y no te escucharán. Intenta
evitar este tono lanzando mensajes de comprensión y aceptación hacia esa
persona y su hábito. Tú posición respecto al hábito debe ser neutra. No pienses
que el hábito es bueno ni malo, simplemente ayuda a la persona a modificarlo.
Incrementa
su conciencia respecto al hábito
Este es mi punto preferido porque si se realiza
correctamente los cambios son inmediatos. Los hábitos que están fuertemente
interiorizados los convertimos en tareas automáticas que suceden al margen de
la conciencia.
Debemos intentar conectar la conciencia de las personas
con el momento en que estén realizando el hábito. El año pasado mi novia
intentó dejar de fumar sin éxito. Realmente creo que no quería dejarlo y sólo
lo intentó para no oírme. Sin embargo durante varias semanas logró reducir el
número de cigarros que fumaba simplemente adquiriendo consciencia de los
mismos.
Le dije que hiciera una división entre los cigarros que
realmente le apetecían (normalmente después de las comidas) y los cigarros
inconscientes (los que fumaba por fumar independientemente del momento).
Simplemente eliminando los cigarros inconscientes redujo el consumo a más de la
mitad.
Superar
estas 3 barreras no es garantía de que alguien cambie un hábito. Sin embargo
tenerlas en cuenta es un buen comienzo. Pueden parecer muy obvias pero muchas
veces se nos olvidan, sobre todo las dos primeras.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios