Las infecciones no son lo único
de lo que podemos contagiarnos.
Según los estudios de contagios
sociales (la transmisión de estados de ánimo y conductas de una persona a otra),
también las emociones se
contagian. Nos gusta creer que controlamos nuestra salud, pero estos estudios indican que
los rasgos y
las decisiones de nuestros amigos
—e incluso los de los amigos de ellos— influyen mucho en nosotros. A continuación, algunos “contagios”
insospechados y consejos
para que te vacunes contra ellos.
Estrés
El cerebro advierte el estrés ajeno, como el aumento del ritmo
respiratorio, lo cual causa una descarga de las hormonas del estrés propias,
nos dijo Heidi Hanna, consultora y autora del libro Stressaholic. No hay que
estar en el mismo cuarto para que nos contagien el estrés; éste se transmite
también por correo electrónico, mensajes de texto y en las redes sociales (si
la persona es cortante, por ejemplo, quizá sea porque debe atender algo
urgente). Cuando te sientas estresado, toma descansos y duerme bien. No es
egoísmo; bene-ficiarás a quienes te rodean.
Lo que comes y bebes en los
restaurantes
Un estudio realizado por la Universidad de Illinois reveló que se es más
feliz si se pide un plato fuerte parecido al de los acompañantes. Si estás
guardando la línea, sé el primero en pedir para no dejarte tentar por los
antojos de tus amigos.
Pensamientos negativos
Estudiantes universitarios de nuevo ingreso a quienes se asignaron al
azar compañeros de cuarto muy dados a las cavilaciones amargas tendieron a
contagiarse de este modo de pensar al cabo de sólo tres meses, reveló un
estudio de la Universidad de Notre Dame. Reconoce que los demás pueden influir
en tu manera de afrontar los retos de la vida.
Felicidad
También los sentimientos positivos se contagian, según un estudio de
casi 5,000 personas llevado a cabo por investigadores de la Universidad Harvard
y la Universidad de California en San Diego. Si una persona está feliz, las
probabilidades de que sus amigos que viven en un radio de kilómetro y medio
también lo estén son 25 por ciento mayores, y 34 por ciento más altas si se
trata de sus vecinos. La misma investigación revela que ganar dinero extra
aumenta la dicha alrededor del dos por ciento, un efecto mucho menor del que se
obtiene cuando un amigo de un amigo es alegre, lo que puede aumentar 10 por
ciento nuestro bienestar.
Dejar de fumar
En el mismo estudio se observó que cuando una persona deja de fumar, la
probabilidad de que sus amigos y familiares cercanos fumen disminuye 36 por
ciento. Y hay un efecto de onda expansiva: incluso en los conocidos menos
allegados esa probabilidad se reduce 20 por ciento.
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