"La Excelencia es el arte que se alcanza a través del entrenamiento y el hábito, nosotros somos lo que hacemos repetidamente... La Excelencia, entonces, no es un acto aislado sino un hábito"...
Todos los pueblos del mundo se identifican por una similitud en sus hábitos, con lo cual se conforman las costumbres que son la parte central de todas las culturas. Durante generaciones enteras a través de cientos de años hay costumbres que quedan por siempre en el inconsciente colectivo de los pueblos, hábitos que se heredan de padre a hijo desde tiempos inmemoriales. Son patrones de conducta que se realizan en forma no consciente y se hacen sin cuestionamiento alguno son hábitos que hemos aprendido durante muchas generaciones e inconscientemente les seguimos dando continuidad.
"La Excelencia es el arte que se alcanza a
través del entrenamiento y el hábito, nosotros somos lo que hacemos
repetidamente, la Excelencia entonces no es un acto aislado sino un
hábito".
La Excelencia es una realidad en una empresa cuando
sus líderes logran llevar la actitud de Excelencia al inconsciente de todos sus
miembros. Cuando cada empleado
está alerta a las necesidades del cliente, es cortés, servicial, atento; alerta
a la acción en la búsqueda permanente de resultados, en fin, cuando en forma
inconsciente lo hacen como parte de la cultura corporativa de Excelencia, es lo
usual, lo normal, la forma de hacer las cosas en esa empresa.
Es necesario hacer un inventario de tales actitudes
y sustituirlas por acciones positivas con tal perseverancia que se conviertan
en hábitos, en nuestra forma natural de ser: sonreír, ser amable, positivo,
etcétera, es el camino para cambiar en la vida y estar en el sendero de los
triunfadores
Reflexión de un sacerdote: "Siembra Acciones Positivas en tu Vida"
En Gálatas 6:7, se nos enseña: "No se engañen; de Dios nadie se burla. Cada uno cosechará lo que haya sembrado". Del mismo modo, en Proverbios 11:18 leemos: "El malvado gana ingresos engañosos, pero el que siembra justicia recibe una verdadera recompensa". Siembras acciones positivas en tu vida con amor, bondad y servicio desinteresado. Como cristianos, estamos llamados a sembrar semillas de paz, compasión y perdón, confiando en que Dios bendecirá nuestra cosecha. Que nuestras acciones reflejen los frutos del Espíritu y contribuyan a un mundo mejor.
“Bienaventurados los que siembran a orillas de las aguas, pues su semilla siempre estará verde.” (Isaías 32:20). La vida es como un campo. Cada acción que sembramos, ya sea positiva o negativa, dará fruto en el futuro. Sembrar acciones positivas significa cultivar el amor, la bondad, la generosidad y el perdón.
“Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.” (Lucas 6:38). La generosidad es una de las semillas más fértiles que podemos sembrar. Cuando damos sin esperar nada a cambio, Dios nos recompensa con creces.
En conclusión, la siembra de acciones positivas es una invitación a construir una vida bendecida y a contribuir a un mundo mejor. Que Dios nos conceda la gracia de ser sembradores de bondad, amor y esperanza.
Oremos para que Dios nos ayude a sembrar acciones positivas en nuestro diario vivir y a cosechar los frutos de su bendición.
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