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HAY HERIDAS QUE NO SANGRAN, PERO DUELEN TODOS LOS DÍAS.

 

[Verso 1]

No hay marca visible en tu piel,

pero el dolor vive adentro.

Es esa tristeza callada

que solo tú conoces bien.

 

Son recuerdos que pesan,

promesas que no se cumplieron,

palabras que te lastimaron

y aún resuenan en tu mente.

 

[Pre-Coro]

A veces parece que estás bien,

porque sonríes y sigues caminando.

Pero nadie ve lo que callas,

ni lo que cargas en silencio.

 

[Coro]

Hay heridas que no sangran,

pero duelen todos los días.

Que no aparecen en la piel,

pero marcan el alma.

 

Son cicatrices invisibles

que nadie nota al verte,

pero que cada noche

te hacen recordar.

 

Hay heridas que no sangran,

pero duele llevarlas contigo.

Y aunque intentas seguir,

a veces el peso es mucho.

 

[Verso 2]

Hubo quien no entendió tu dolor

porque no lo vio con sus ojos.

Pensó que si no gritabas,

no estabas sufriendo.

 

Pero hoy sé que no necesito

gritos ni lágrimas visibles

para que mi dolor sea real.

Lo llevo en el corazón… y eso basta.

 

[Pre-Coro]

Quisiera poder explicar

lo que no tiene palabras.

Pero a veces, simplemente,

duele… y ya está.

 

[Coro]

Hay heridas que no sangran,

pero duelen todos los días.

Que no aparecen en la piel,

pero marcan el alma.

 

Son cicatrices invisibles

que nadie nota al verte,

pero que cada noche

te hacen recordar.

 

Hay heridas que no sangran,

pero duele llevarlas contigo.

Y aunque intentas seguir,

a veces el peso es mucho.

 

[Puente – susurrado o piano suave]

Si también llevas una herida así,

sé que no estás solo.

Hay muchos corazones heridos

caminando sin hacer ruido.

 

Y aunque no se vea,

ese dolor es valiente.

Porque resistir en silencio

también es ser fuerte.

 

[Último Coro – versión más íntima / despedida]

Hay heridas que no sangran,

pero duelen todos los días.

Que no tienen cura fácil,

ni solución rápida.

 

Pero también son puerta

a sanación y crecimiento.

Porque hasta el dolor más callado

puede enseñarnos a vivir mejor.

 

[Final – cierre en voz baja o instrumento final suave]

Hay heridas que no sangran…

pero duelen todos los días.

Y aunque sean invisibles,

son reales. Y están ahí.

 

Así que hoy decido mirarme con cariño,

escuchar mi propio silencio,

y darme permiso…

para sanar poco a poco.

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