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REGLAS DE LA INTERACCIÓN SOCIAL.




Las siguientes acciones por simples y obvias que parezcan vale la pena que reflexionemos que tanto las usamos y en el caso de que tengas que afinar algo este es un buen momento y aplícalas.

1. Reconoce la presencia de los demás. Siempre di hola o saluda con la cabeza a cualquiera que hables. (De hecho, ¡intenta hablarles tú primero!). Nunca pase al lado de alguien sin sonreír o reconocer su presencia; en la organización, en la empresa, no hay cabida para la mala educación, y ciertamente no te llevará a ninguna parte.

2. Inicia la conversación. Habla con cualquier desconocido que esté sentado o de pie cerca de ti en cualquier momento. No esperes a que otros te hablen primero. Comparte algunos acontecimientos sobre ti mismo y pregúntale a la otra persona sobre su vida. Practica hasta que te sientas cómodo haciendo esto.

3. Mantenga la conversación. Intente encontrar algo que le interese sobre la otra persona y hable sobre ello.
No tiene por qué gustarte todo sobre esa persona (y con frecuencia no te gustará) pero puedes encontrar algo que sea de tu agrado. Observa a esa persona y céntrate en todos los detalles con curiosidad, pero elimina los juicios de valor. Observarle te ofrecerá pistas sobre quiénes son y te permitirá practicar para mejorar tus destrezas sociales.

4. Sintonía. Nos referimos al acto de reflejar las pistas no verbales de la otra persona, así como su estado emocional en general. Se basa en la empatía, la habilidad para imitar internamente los sentimientos de otra persona.

Permite que tu cuerpo y tu cara demuestren interés y reflejen la emoción pertinente, según lo que estés discutiendo. Comportamientos no verbales sincronizados, como por ejemplo, hacer lo que otro está haciendo o inclinarse y sonreír, facilita el intercambio de emociones y te permite interpretar mejor los sentimientos de los demás.

No sintonizar con la otra persona en beneficio propio. Esto se denomina manipulación, y las personas siempre reconocen a quienes no son auténticos. Para crear unas relaciones eficaces, es imprescindible demostrar un interés genuino y el deseo de conectar con ellos. La sintonización también contribuye a que nos acepten e incluyan en un grupo.

5. Sincronización. Es una forma de reconocimiento de la otra persona antes de desviar la conversación en otra dirección.
La mejor forma de hacerlo sería resumiendo en una o dos frases lo que tú piensas que esa persona ha dicho; así sabrá que le has prestado atención y estarán más dispuestos a cambiar de tema y discutir su problema. Por ejemplo, si dos compañeros suyos están hablando del partido de futbol del domingo por la noche y usted quiere discutir un proyecto con uno de ellos, haga un par de comentarios sobre el partido o plantee alguna pregunta si no lo vio. Posteriormente puede decir, “Carlos, necesito hablar con usted (o contigo) sobre la agenda del proyecto”. Probablemente, Carlos estará más dispuesto a discutir su tema porque usted haya reconocido la importancia de él.

Si utilizamos la sintonía y sincronización para conectar con los demás, ellos estarán más receptivos a nuestras opiniones y sentimientos. Es la base de la persuasión y la influencia.

6. Incorpórese a la conversación de forma correcta. Esperar el momento es clave en las interacciones sociales. No interrumpas nunca a otra persona para incorporarse a una conversación: las personas resienten las imposiciones en una conversación y, con frecuencia, ignorarán lo que diga. Primero escucha durante unos minutos y utiliza su lenguaje verbal y no verbal para sincronizarse.

Normalmente, alguien le verá y reconocerá su presencia. También puedes esperar a que hagan una pausa en la conversación, pero asegúrate de plantear una pregunta o de ofrecer algún comentario sobre lo que los demás están hablando antes de intentar llevar la conversación en la dirección que deseas (esto es sincronización).

7. Reciprocidad. Reciprocidad, otra destreza social valiosa, significa invertir la misma cantidad de tiempo y energía en una relación que la otra persona. Todos conocemos a personas que no nos gustan tanto como nosotros a ellos, o personas cuyos sentimientos no son iguales a los que nosotros sentimos por ellos.

Las relaciones que no mantienen el mismo nivel de intensidad no pueden sobrevivir. Si tienes que trabajar o relacionarte regularmente con alguien, asegúrate de que usted contribuye en la misma medida. Si desconoces la intensidad con la que esa persona vive esa relación, busca pistas en su lenguaje corporal y en su comportamiento.

8. Contagia a los demás tu estado de ánimo. Si deseas que los demás adopten tu estado de ánimo o el tipo de relación que prefieras, antes tienes que demostrar empatía y sincronizar con ellos.
La auto-apertura también es útil, ya que si revelas tus propias preferencias y sentimientos, estarás ayudando a los demás a ver su propia perspectiva, incluso aunque no estén totalmente de acuerdo contigo.

En conclusión
Recuerda, somos personas y nos relacionamos con personas, con todo lo que ello significa.

Contar con un alto grado de destrezas sociales nos ayuda a que nuestra habilidad de comunicación mejore exponencialmente y todo esto en conjunto nos ayuda a ser mejores en todo sentido.



Reflexiones de un sacerdote:
Las relaciones humanas son un pilar fundamental de la experiencia humana. En el camino de fe, encontramos valiosas guías para cultivar una interacción social sana y enriquecedora, basándonos en los principios del amor, el respeto y la comprensión.
  • En primer lugar, la empatía nos permite ponernos en el lugar del otro, comprender sus sentimientos y perspectivas. Esto nos ayuda a comunicarnos con asertividad, evitando juicios y buscando siempre el entendimiento mutuo.
  • En segundo lugar, el respeto es fundamental para construir relaciones sólidas. Debemos tratar a los demás con dignidad, valorando sus ideas, opiniones y creencias, incluso cuando difieran de las nuestras.
  • En tercer lugar, la comunicación abierta y honesta es esencial para evitar malentendidos y construir confianza. Debemos expresar nuestros pensamientos y sentimientos de manera clara y directa, siempre con respeto y consideración hacia los demás.
  • En cuarto lugar, el perdón es un acto de amor que nos libera del rencor y nos permite sanar las heridas del pasado. Perdonar no significa olvidar, sino dejar ir la ira y el resentimiento para poder seguir adelante en paz.
  • En quinto lugar, la compasión nos impulsa a sentir compasión por el sufrimiento de los demás, brindándoles apoyo y consuelo en los momentos difíciles. La compasión nos motiva a actuar con solidaridad y generosidad.
  • En sexto lugar, la humildad nos recuerda que todos somos seres imperfectos en constante aprendizaje. Debemos reconocer nuestras limitaciones y estar abiertos a recibir críticas constructivas con actitud positiva.
  • En séptimo lugar, la paciencia es fundamental para cultivar relaciones duraderas. Debemos ser pacientes con los demás, evitando juzgarlos apresuradamente y comprendiendo que cada persona tiene su propio ritmo de crecimiento.
  • En octavo lugar, la alegría es contagiosa y enriquece nuestras interacciones. Debemos compartir nuestra alegría con los demás, creando un ambiente positivo y acogedor.
En definitiva, las reglas de la interacción social encuentran su fundamento en los principios del amor cristiano. Al cultivar la empatía, el respeto, la comunicación abierta, el perdón, la compasión, la humildad, la paciencia y la alegría, podemos construir relaciones más sanas, profundas y significativas, reflejando la luz del amor de Dios en el mundo.

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