A
veces, en el silencio, se encuentra lo más profundo del amor. Es curioso cómo,
en esos momentos en que no hay palabras, cuando todo está callado y pareces
ausente, te siento más cerca que nunca.
Es como si nuestras
almas hablaran en un idioma que solo ellas entienden. Tus ojos, que
parecen volar lejos, me
envuelven en un abrazo invisible, uno que no necesita de palabras para decirlo todo.
Es
en esos instantes, cuando estás ahí, pero no del todo, que me doy cuenta de
cuánto llenas mi vida.
Eres como una mariposa
que se posa suavemente en mi corazón, trayendo consigo la paz de un sueño. Me gustas así, cuando el silencio dice más que
cualquier conversación, cuando tu presencia se siente incluso en la distancia.
Tu
silencio es como la noche, lleno de estrellas y misterios, y en ese silencio
encuentro la tranquilidad que a veces me falta. No
necesito más que una sonrisa tuya, una simple señal de que estás ahí, para que todo mi mundo vuelva a
brillar.
Y
aunque a veces parece que estás lejos, casi inalcanzable, sé que siempre
estás conmigo, en cada pensamiento, en cada suspiro. Y me siento feliz, inmensamente feliz, porque sé que sigues
aquí, en silencio, pero siempre a mi lado.
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