Con
sabiduría, es decir, con luz divina y buena consciencia siempre puedo decidir
sobre mi vida.
No dejo que la manejen los demás,
ni sacrifico el ahora
atrapado en el mundo de las ilusiones o la melancolía.
Antes bien gano paz con el perdón y, cuando todo habla de destrucción, creo que el sol volverá a brillar.
Medito sobre mis errores sin
entregarme a la pena, me sereno y enfrento el destino con ánimo resuelto.
Una pausa orante saca tristezas del corazón y da temple a la confianza cuando soplan vientos contrarios.
La esperanza me da fuerzas
y así puedo acallar las viejas dudas y dominar los nuevos temores.
No cargo el pasado, soy diligente y decidido, y disfruto de ventajas inesperadas.
Para aquel que tiene intenciones
puras no hay derrotas definitivas y siempre vuelven a soplar vientos
favorables.
Antes bien gano paz con el perdón y, cuando todo habla de destrucción, creo que el sol volverá a brillar.
Una pausa orante saca tristezas del corazón y da temple a la confianza cuando soplan vientos contrarios.
No cargo el pasado, soy diligente y decidido, y disfruto de ventajas inesperadas.
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