Juan... (puede ser cualquiera de nosotros).......
Se graduó hace un par de años y tiene un trabajo en el área de computación en una compañía internacional que lo lleva a viajar con frecuencia por diversos países.
Cuando le pregunté por su trabajo, me respondió:
- "Tranquilo, pero muy bien".
- ¿Por qué tranquilo?, le pregunté.
Me dio una respuesta muy interesante:
-"Porque allá se entra muy puntualmente, pero se debe salir también a la hora precisa.
Si te quedas a trabajar más tiempo, tu jefe empieza a dudar de tu capacidad y ofrece quitarte el trabajo.
Las exigencias laborales -explicó- se han vuelto muy demandantes..
El trabajo que se asigna es para realizarse dentro de las horas que debes permanecer en la oficina y a la empresa le interesa que quienes trabajan ahí tengan una vida personal.
Esa vida personal empieza a las 6:00 de la tarde."
Esto coincide con un programa de televisión que me tocó ver por cable en días pasados.
Era una reunión de expertos en relaciones laborales y la gran discusión eran los horarios de trabajo que se han alterado en muchos países.
Uno de los expertos en relaciones humanas dijo que el trabajo NO debería sustituir jamás a la vida personal del trabajador
"La única posibilidad de encontrar el equilibrio necesario para que una persona sea sana en lo psicológico, emocional e intelectual es que le dedique tanto tiempo a sus relaciones personales como a sus relaciones laborales”.
Algunas empresas han obligado a sus empleados a posponer su vida personal para un futuro que nunca llega y lo que es peor, a renunciar a ella para sustituirla con la vida laboral, lo cual es absurdo".
Entre muchas otras cosas, uno de los expertos señaló algunas de situaciones que deberían encender la alarma en cualquier institución o empresa, porque son síntomas de que algo anda mal:
1) Exceso de juntas, particularmente de aquellas en las cuales se discute mucho pero no se llega a nada concreto.
2) Planes y proyectos muy bien elaborados que rara vez toman forma.
3) El que todos los ejecutivos o directivos deban estar siempre (a cualquier hora de cualquier día) disponibles, para lo cual se les obliga a cargar con un rastreador a donde vayan: celular, beeper, etc.
4) El que se reciban mensajes, electrónicos oficiales escritos a altas horas de la noche o en la madrugada y/o durante fines de semana (que deben estar dedicados a la vida familiar) y/o desde sitios vacacionales o de descanso.
5) El que entre los empleados o directivos de los niveles superiores haya un índice muy alto de divorcios, o peor aún: de infartos y crisis nerviosas.
6) El que los familiares (principalmente esposa e hijos) de los trabajadores se quejen del tiempo excesivo que éstos le dedican a la empresa.
Se graduó hace un par de años y tiene un trabajo en el área de computación en una compañía internacional que lo lleva a viajar con frecuencia por diversos países.
Cuando le pregunté por su trabajo, me respondió:
- "Tranquilo, pero muy bien".
- ¿Por qué tranquilo?, le pregunté.
Me dio una respuesta muy interesante:
-"Porque allá se entra muy puntualmente, pero se debe salir también a la hora precisa.
Si te quedas a trabajar más tiempo, tu jefe empieza a dudar de tu capacidad y ofrece quitarte el trabajo.
Las exigencias laborales -explicó- se han vuelto muy demandantes..
El trabajo que se asigna es para realizarse dentro de las horas que debes permanecer en la oficina y a la empresa le interesa que quienes trabajan ahí tengan una vida personal.
Esa vida personal empieza a las 6:00 de la tarde."
Esto coincide con un programa de televisión que me tocó ver por cable en días pasados.
Era una reunión de expertos en relaciones laborales y la gran discusión eran los horarios de trabajo que se han alterado en muchos países.
Uno de los expertos en relaciones humanas dijo que el trabajo NO debería sustituir jamás a la vida personal del trabajador
"La única posibilidad de encontrar el equilibrio necesario para que una persona sea sana en lo psicológico, emocional e intelectual es que le dedique tanto tiempo a sus relaciones personales como a sus relaciones laborales”.
Algunas empresas han obligado a sus empleados a posponer su vida personal para un futuro que nunca llega y lo que es peor, a renunciar a ella para sustituirla con la vida laboral, lo cual es absurdo".
Entre muchas otras cosas, uno de los expertos señaló algunas de situaciones que deberían encender la alarma en cualquier institución o empresa, porque son síntomas de que algo anda mal:
1) Exceso de juntas, particularmente de aquellas en las cuales se discute mucho pero no se llega a nada concreto.
2) Planes y proyectos muy bien elaborados que rara vez toman forma.
3) El que todos los ejecutivos o directivos deban estar siempre (a cualquier hora de cualquier día) disponibles, para lo cual se les obliga a cargar con un rastreador a donde vayan: celular, beeper, etc.
4) El que se reciban mensajes, electrónicos oficiales escritos a altas horas de la noche o en la madrugada y/o durante fines de semana (que deben estar dedicados a la vida familiar) y/o desde sitios vacacionales o de descanso.
5) El que entre los empleados o directivos de los niveles superiores haya un índice muy alto de divorcios, o peor aún: de infartos y crisis nerviosas.
6) El que los familiares (principalmente esposa e hijos) de los trabajadores se quejen del tiempo excesivo que éstos le dedican a la empresa.
7) El que el único tema de discusión o platica en las reuniones donde coinciden varias personas de la misma empresa sea relacionado con el trabajo.
8) El que los trabajadores descubran que ir al cine, teatro, ópera, conciertos, museos o centros de diversión se ha vuelto una actividad excepcional en su vida.
9) El que el trabajo se convierta en algo agobiante y genere más estrés que satisfacción en quien lo realiza
10) El premiar a quien permanece trabajando dos, tres horas o más después de la hora de salida. Según el experto, eso sólo puede suceder por estas razones:
- a. Porque no le alcanza el tiempo (síntoma de ineficiencia o incapacidad por parte del trabajador).
- b. Porque se le ha asignado más trabajo del que debe tener ese puesto (síntoma de ineficiencia de la empresa o de quien asigna el trabajo).
- c. Porque hizo cosas ajenas al trabajo durante el tiempo de éste (deshonestidad del trabajador) y, por lo tanto, debe reponer tiempo perdido.
- d. Efecto Dominó (cualquiera de las tres opciones antes mencionadas sucede con alguien y afecta el trabajo de otros que, como consecuencia, también se tendrán que quedar a completar su responsabilidad).
¿Te reconoces en alguna o en varias de ellas?;
¿Reconoces a tu esposo(a), a tu jefe(a), amigo(a), tus colegas?;
¿Crees que el experto está equivocado?
¿Las consideras exageraciones?
Una pregunta más:
¿Cuándo fue la última vez que saliste de tu trabajo a la "hora de salida" sin sentirte culpable?
Recuerda:
Uno trabaja para vivir (desde el punto de vista material) y no vive para trabajar. Por eso pienso que uno debe compartir con su familia.
El trabajo se queda y otra persona toma tu lugar, nadie es indispensable en una compañía.
En tu HOGAR nadie toma tu LUGAR y TU si eres INDISPENSABLE en ella.
PIENSENLO !!!!!!
¿Reconoces a tu esposo(a), a tu jefe(a), amigo(a), tus colegas?;
¿Crees que el experto está equivocado?
¿Las consideras exageraciones?
Una pregunta más:
¿Cuándo fue la última vez que saliste de tu trabajo a la "hora de salida" sin sentirte culpable?
Recuerda:
Uno trabaja para vivir (desde el punto de vista material) y no vive para trabajar. Por eso pienso que uno debe compartir con su familia.
El trabajo se queda y otra persona toma tu lugar, nadie es indispensable en una compañía.
En tu HOGAR nadie toma tu LUGAR y TU si eres INDISPENSABLE en ella.
PIENSENLO !!!!!!
Reflexión Sacerdotal: Vida Personal vs. Vida Laboral
Queridos hermanos y hermanas, en este mundo acelerado, a menudo nos encontramos luchando por mantener un equilibrio entre nuestra vida personal y nuestras responsabilidades laborales. Es una batalla constante que puede llevarnos a perder de vista lo que realmente importa.
Como seguidores de Cristo, debemos recordar que nuestra vocación más profunda no se encuentra en el éxito profesional, sino en cultivar una relación íntima con Dios y cuidar de nuestros seres queridos. Nuestro trabajo debe ser un medio para servir a los demás, no un fin en sí mismo.
Como sacerdote, reconozco la importancia de alcanzar este equilibrio, tanto para nuestro bienestar personal como para cumplir con nuestras responsabilidades.
La vida personal, ese espacio sagrado donde cultivamos relaciones, disfrutamos de nuestras aficiones y alimentamos nuestro espíritu, no debe ser relegada a un segundo plano por las exigencias del trabajo.
La vida laboral, si bien nos permite proveer para nuestras necesidades y contribuir a la sociedad, no debe consumirse por completo, robándonos la paz y la alegría de vivir.
¿Cómo podemos encontrar el equilibrio?
- Estableciendo límites claros: Definir horarios específicos para el trabajo y para la vida personal, y respetarlos con disciplina.
- Delegando y organizando: Aprender a delegar tareas y organizar nuestro tiempo de manera eficiente para optimizar la productividad.
- Desconectándose: Apagar los dispositivos electrónicos y evitar revisar el correo laboral fuera del horario establecido.
- Dedicando tiempo a lo que nos apasiona: Cultivar hobbies, practicar actividades físicas y pasar tiempo con nuestros seres queridos.
- Cuidando nuestro bienestar: Alimentarnos saludablemente, dormir lo suficiente y practicar técnicas de relajación como la oración o la meditación.
Recordar que somos seres integrales, con necesidades tanto espirituales como materiales.
Encontrar el equilibrio entre la vida personal y la laboral nos permite vivir con plenitud, aportando lo mejor de nosotros mismos en cada ámbito.
Que aprendamos a priorizar el tiempo con la familia, la oración y el descanso. Que nuestras acciones en el ámbito laboral reflejen los valores del Evangelio: la compasión, la integridad y el servicio. Que encontremos la verdadera plenitud en la armonía entre nuestra vida personal y nuestra vida profesional. Que así sea.
Que la sabiduría y la gracia de Dios nos guíen en este camino hacia el equilibrio y la felicidad.
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