Cuando
los vientos de la duda soplan con fuerza y la fe flaquea, podemos sentirnos
desamparados, como si Dios estuviera ausente o dormido. En el
vaivén de la vida, a
menudo nos encontramos con un cúmulo de aflicciones y más preguntas que
respuestas.
Sin embargo, si resistimos el desespero y buscamos ayuda, la luz del
sol disipará la niebla. En lugar de luchar contra Dios, cuestiona tus creencias para
encontrar la supervivencia.
Uno es el respetable dios de los credos que han
creado los sacerdotes o líderes religiosos. Otro muy diferente es el verdadero Dios que ama sin
medida, pero respeta la libertad humana:
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Recordemos
las palabras del Salmo 34:18: "Cerca está el Señor de los quebrantados de
corazón, y salva a los contritos de espíritu". En la adversidad, encontramos
una oportunidad para fortalecer nuestra fe.
·
Como nos exhorta Santiago 1:2-4: "Hermanos
míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas
pruebas, sabiendo que la
prueba de su fe produce constancia". En la crisis espiritual, busquemos refugio en Dios, quien
sana nuestras heridas y restaura nuestra paz interior.
·
En el libro de Salmos 23:4, encontramos un mensaje de esperanza:
"Aunque ande en valle
de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y
tu cayado me infundirán aliento."
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En medio de la aflicción, recordemos las palabras de Santiago
1:2-4: "Considerenlo
todo gozo, hermanos míos, cuando tengan que afrontar diversas pruebas, ya que
comprenden que la prueba de su fe produce paciencia. Esta debe tener un
resultado completo: que sean perfectos e íntegros, sin faltarles nada."
·
Recordemos las palabras de Romanos 8:28: "Y sabemos que en todas las cosas
colabora Dios para el bien de quienes lo aman, a los que ha llamado según su
propósito."
La crisis espiritual no
es el final del camino, sino una oportunidad para fortalecer nuestra fe y
acercarnos más a Dios. Busquemos
la oración, la compañía de hermanos en la fe y los sacramentos, pues en
ellos encontramos la
fuerza y el consuelo que necesitamos para superar las dificultades.
Con fe, esperanza y la
guía de las sagradas escrituras, podemos sanar nuestras almas en medio de la
crisis espiritual y salir fortalecidos de esta prueba, más cerca de Dios y con
una fe renovada.
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