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LA PAREJA EN SÍ NO ES ABURRIDA, LO SON LAS PERSONAS



A veces, en medio de la rutina diaria y las demandas de la vida, podemos llegar a pensar que la relación de pareja se vuelve monótona o aburrida. Sin embargo, es importante recordar que la chispa de la conexión no reside en la relación misma, sino en la vitalidad y la creatividad que cada individuo aporta a ella.

Una pareja es como un lienzo en blanco, listo para ser llenado con las pinceladas únicas de cada persona. La monotonía no se encuentra en la relación, sino en la falta de exploración, de descubrimiento y de esfuerzo individual para mantener viva la llama del interés y la conexión.

Cada día, cada momento compartido, es una oportunidad para redescubrir y reinventar la relación. La rutina puede convertirse en una aliada si se le da un giro creativo, si se buscan nuevas experiencias juntos y se nutre la conexión emocional.

Cuando las personas se sumergen en la creencia de que la pareja es aburrida, es momento de reflexionar sobre la propia contribución a esa dinámica. ¿Se está prestando atención a las necesidades del otro? ¿Se está comunicando de manera abierta y honesta? ¿Se están compartiendo sueños y metas individuales y compartidas?

La rutina no es enemiga del amor; la indiferencia y la falta de esfuerzo son los verdaderos obstáculos. Mantener una relación emocionante y significativa requiere esfuerzo, creatividad y un compromiso constante por parte de ambas personas.

En lugar de culpar a la relación, recordemos que cada individuo tiene el poder de avivar la llama. El aburrimiento puede ser una señal de que es hora de explorar nuevos intereses, de sorprender al otro con gestos inesperados y de recordar la importancia de nutrir la conexión emocional.

Así que, en lugar de culpar a la pareja por el aburrimiento, volvamos a descubrir la magia que reside en cada persona. Celebremos la unicidad del otro y recordemos que la verdadera riqueza de una relación radica en la atención, la apertura y el esfuerzo compartido. La pareja en sí no es aburrida; lo son las personas que han dejado de esforzarse por hacer de la relación un viaje emocionante y enriquecedor.



REFLEXION
Un enemigo del deseo en las parejas actuales es una exigencia profesional en extremo competitiva y estresante.

Además se tienen hijos cada vez más tarde, hay presión por ascender, y no tienen sexo porque llegan a casa agotados.

Hay quienes trabajan doce horas diarias y eso congela el deseo sexual de los casados cansados.

De otra parte suele pasar que la emoción del amor se ha transformado en hábito y hacen falta nuevos estímulos.

La estudiosa Mila Cahue 
dice que la estabilidad no trae aburrimiento: "La pareja en sí no es aburrida, lo son las personas".

En la reciente encuesta sobre salud sexual en España, 20% de las mujeres y 15% de los hombres se sienten muy insatisfechos en su sexualidad.

De otra parte 45% de los hombres y 23% de las mujeres desearía aumentar la frecuencia de sus relaciones sexuales.


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