Aunque sencillas, estas recomendaciones tienen la capacidad de cambiarte el
humor, ayudarte a concentrar
mejor, conciliar el sueño más fácilmente y son herramientas poderosas
para cambiar los malos hábitos.
Hay varias técnicas que puedes probar para relajarte y mejorar tu estado de ánimo:
Respiración profunda: Toma respiraciones profundas y lentas. Inhala por la nariz, siente cómo tu pecho se expande y exhala por la boca. Esto ayuda a calmar la mente y reducir el estrés.
Meditación y mindfulness: Dedica tiempo a meditar o practicar mindfulness. Estas técnicas te ayudan a enfocarte en el presente, reducir la ansiedad y mejorar tu estado de ánimo.
Ejercicio físico: El ejercicio libera endorfinas, que son químicos naturales que mejoran el estado de ánimo. Puedes probar yoga, caminar, correr o cualquier actividad que te guste.
Escucha música relajante: La música tiene el poder de influir en nuestras emociones. Escuchar música suave o relajante puede calmar tus nervios y mejorar tu estado de ánimo.
Practica hobbies relajantes: Dedicar tiempo a actividades que disfrutas, como leer, dibujar, pintar o trabajar en un rompecabezas, puede ser terapéutico y mejorar tu humor.
Habla con alguien: Compartir tus sentimientos con un amigo o ser querido puede aliviar la carga emocional y proporcionar apoyo.
Visualización guiada: Imagina un lugar tranquilo y pacífico. Cierra los ojos e imagina cada detalle. Esto puede ayudar a reducir la ansiedad y mejorar tu estado de ánimo.
Los
baños de agua
Sean duchas o de inmersión, alternando temperaturas y con
sustancias agregadas han sido practicados desde hace siglos con diferentes
fines terapéuticos y de relajación.
La hidroterapia tonifica los músculos, mejora la circulación y la oxigenación de la sangre y ayuda a combatir el estrés. Hay numerosas técnicas para practicarla:La Ducha. Con agua caliente relaja la mente y el cuerpo y estimula el sistema inmunológico. Ideal la exposición de partes del cuerpo donde se concentra el estrés (cuello, baja espalda) con el agua a chorros y alternando temperaturas.Los Baños de vapor: Eliminan la congestión nasal y destapa los bronquios. Puede acompañar las rutinas de cuidado de la piel, ya que abre los poros y facilita la limpieza de impurezas.Compresas y paños. Son muy eficaces para tratar dolores localizados, lumbares o en extremidades, así como los cólicos menstruales.
Toma un baño relajante: Sumérgete en un baño caliente con sales o aceites esenciales. Esto ayuda a relajar los músculos y a reducir el estrés. Una forma de potencializar la experiencia es agregar fragancias relajantes como esencia de vainilla, azahar, lavanda o coco, que pueden venir incluidas en productos como geles para baño.
Reflexología
Con el objetivo de aliviar ciertas dolencias y tensiones,
esta técnica milenaria hace uso de las millones de terminales nerviosas del
cuerpo. Ya que la cabeza y el cuello son las zonas donde vemos reflejado el
estrés en mayor medida, debe aplicarse la rutina sobre los pies, cuya
estimulación abrirá las vías neuronales de la parte superior del cuerpo.
Busca
un lugar apartado donde puedas recostarte boca arriba.
Aplica
presión en la punta de uno de los pulgares de tus pies durante 20 segundos.
Repite con el otro pulgar, y continúa la serie cuanto consideres necesario.
Busca la punta de la curva de la planta de tu pie y
presiónala con firmeza.
Dale
un toque extra a la experiencia usando un hidratante en este procedimiento.
Relajación
Es
la inmersión voluntaria en un estado de conciencia con el propósito de lograr
calma, paz, y alegría. En este ejercicio requiere de total concentración
así que busca un espacio aislado de distracciones interrupciones.
Con la espalda apoyada en el suelo, dobla las piernas y
separa las rodillas unos 20 cm.
Asegúrate de que la columna esté en contacto con la superficie de
principio a fin, y comienza a enumerar cada zona de tu cuerpo desde la cabeza a
los pies para tomar consciencia de tensiones que no hayas advertido.
Con una mano sobre el tórax y la otra sobre la parte baja
del abdomen comienza a dar
pequeños suspiros para predisponerte a un estado de relajación y
concentración.
Inhala
suavemente y dirige el aire a la parte más baja del tórax. Presta
atención a cómo se separan las últimas costillas y se hincha el abdomen. Retén
el aire tres segundos, y comienza a soltarlo por la boca con los labios
levemente cerrados, de nuevo, a manera de suspiro.
Repite
varios ciclos respiratorios a tu propio ritmo y con tranquilidad durante
unos siete minutos.
En ningún momento debes sentir ahogo o mareo. Si
esto se presenta, observa tu propia respiración y adecúa la frecuencia hasta
que encuentres tu ritmo. Potencializa
la experiencia escogiendo un lugar que te dé paz y adecuándolo con
perfumes o decoración para que se vuelva un espacio íntimo y de felicidad.
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