La
obsesión por bajar de peso lleva a cometer errores que, muchas veces, hacen
perder tiempo, dinero e incluso años de vida saludable.
Eliminar
los carbohidratos, aguantar hambre, no tomar agua, dejarse llevar sólo por las
etiquetas, seguir dietas recomendadas por amigos, compensar con largos ayunos
la ingesta excesiva de una jornada o tomar pastillas para adelgazar, son actos
erróneos que pueden ser peligrosos (o que pueden causar el efecto
contrario), en los que se incurre por el afán de perder kilos.
“A muchos nos
educaron como gorditos y la mayoría, cuando intenta quitarse esa grasa de más,
sigue consejos de amigos, dietas que leen en revistas o recurren a programas
‘milagrosos’ para bajar de peso, que lo único que hacen es ilusionarlos. Lo más
importante es localizar esos malos hábitos que tenemos y hacernos conscientes
de ellos, pues, una vez logrado esto, lo más natural es que paremos de
repetirlos”.
El experto explica, uno a uno, los siete errores más
comunes que deben evitarse.
Eliminar
todos los carbohidratos
Son la principal fuente de energía y jamás deben ser
excluidos de una buena alimentación. Bien administrados logran su objetivo. Su consumo debe ser en el
desayuno o en el almuerzo. De esta manera, se tiene el resto del día
para quemarlos. Si se ingieren por la noche, su exceso se convertirá en grasa.
Aguantar
hambre
Muchos dejan de comer porque creen que así bajarán de peso.
Sin embargo, mientras más veces coman, más rápido y mejor funcionará su cuerpo
y más rápido quemarán las calorías que les sobran. Lo ideal es consumir cinco o seis comidas pequeñas
al día, que incluyan alimentos balanceados, bajos en sodio y azúcar. Aguantar
hambre lleva a perder peso de forma poco saludable, pues se pierde músculo y no
grasa. Debilita el cuerpo.
Tomar
agua aumenta el volumen
Si no se toma agua, el metabolismo se hará más lento y se
producirá menos energía. Existe el mito de que tomar agua hace subir de peso,
ya que muchas personas no van seguido al baño y al retenerla acaban pesando
más. Pero la culpa no es del agua sino del sodio que tiene el cuerpo, que
impide que el líquido cumpla su objetivo. Hay que disminuir el consumo de sal.
Consumir
productos ‘libres de grasa’
Las
etiquetas de los alimentos tienen una trampa: dan solo un porcentaje, en letra
menuda, de la cantidad de azúcar, calorías, sodio, carbohidratos y
grasa, para hacer creer que se están consumiendo en cantidades bajas, y en
letra grande ponen FAT FREE (libre de grasa). No hay que dejarse engañar con estas dos palabras.
Lea toda la etiqueta.
Seguir
dietas de amigos
Cada
ser es único e irrepetible y a todos no les funciona la misma dieta.
Tener una nutrición saludable diseñada por un profesional, de acuerdo con las
necesidades de cada persona, sus condiciones médicas y sus gustos por ciertas
comidas, es la manera correcta de lograr el peso ideal.
Ayunos
prolongados
Hay personas que al caer en una tentación (un postre) tras venir
juiciosas en su dieta, se castigan dejando de comer un día entero. ¡Gran error!
Lo recomendable es
continuar con los horarios definidos de ingesta de comida saludable, ojalá
fraccionada. Esto mantiene el metabolismo del cuerpo, que es el motor para
quemar calorías.
Tomar
pastillas
Las
píldoras pueden hacer bajar de peso, pero no se sabe a ciencia cierta qué le
está entrando al organismo. Suelen ser muy agresivas y podrían ser
contraproducentes.
Comer sano es la solución.
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