Consejos
útiles del pediatra para estas fechas en las que padres e hijos pasan más
tiempo juntos:
Prepare
un botiquín de vacaciones. Debe contener: sobres con sales de
rehidratación oral, barrita de amoniaco para picaduras de insectos, un
antiséptico de povidona yodada (tipo Betadine) o Clorhexidina (Cristalmina), un
paquete de gasas, esparadrapo o algún apósito para heridas de piel, analgésicos
habituales (ibuprofeno o paracetamol). Recuerde que en los niños, las dosis se
calculan por el peso, no por la edad.
Viaje
con seguridad. Si tienen que desplazarse hágalo con seguridad. En automóvil los
niños deben estar siempre retenidos a su asiento. Ni un solo minuto, ni un solo
kilómetro sin utilizar las medidas de protección. Si es bebé, nunca en brazos
de un adulto; si es un niño, nunca suelto en el coche.
Evite
los accidentes. Casco para la bicicleta, sin casco no
se sale en bicicleta. Vigilancia continua en la piscina, incluso utilizando
flotadores. Evitar baños en zonas con rocas, corrientes de agua, remolinos,
playas con bandera roja, incluso cuando se nada bien.
Cuidados
con las quemaduras solares. Utilice crema de protección solar adecuada al color
de la piel de sus hijos. Si es muy blanca, use la de máxima protección solar,
camisa de manga larga, gorra y gafas de sol. Los niños pequeños no deben
exponerse al sol durante las horas centrales del día.
Evite
la insolación
que se produce por el excesivo calentamiento del cuerpo, incluso sin exposición
al sol, cuando se sobrepasa la capacidad de refrigeración del organismo para
mantener normal la temperatura del cuerpo. Se previene bebiendo agua con
frecuencia, evitando permanecer largo tiempo a temperaturas elevadas, por
ejemplo bañándose o duchándose frecuentemente, o permaneciendo en la sombra. El
golpe de calor se reconoce porque aparece fiebre elevada, mayor de 40,5ºC,
dolor de cabeza, decaimiento, vómitos y mareos. El tratamiento consiste en
bajar la temperatura del cuerpo con paños fríos, ofrecer líquidos por boca,
frecuentemente y ponerle en lugar fresco.
Hidrate
y alimente bien a sus hijos.
Aunque los niños suelen rechazar el agua, ésta es tan imprescindible como
insustituible. El calor y el ejercicio consumen parte del agua del organismo,
por ello tienen que beber aunque no les guste y deben comer frutas frescas o
batidos naturales porque las frutas de temporada tienen gran cantidad de agua.
Los refrescos y las colas no deben sustituir al agua.
Coma
con sus hijos.
Realice al menos dos comidas al día con sus hijos, esto les permitirá conocerse
mejor, quererse aún más y, tener la oportunidad de poder escuchar y hablar para
que sus hijos puedan compartir su visión del mundo, su código de conducta, su
ética. Aproveche las comidas para enseñar, no para sermonear. Enseñe a
respetar, a tolerar, a compartir y a ayudar. Aproveche para comer bien, utilice
alimentos naturales y frescos, legumbres, verduras y frutas. Evite los
alimentos precocinados, la comida rápida de hamburguesería y similares.
Cuidado
son el estreñimiento y la diarrea. El primero es muy frecuente, se produce por el cambio
de hábitos, beber poca agua, alimentación escasa en fibras y falta de tiempo
para defecar o ausencia de baño. La alimentación adecuada rica en fibras,
frutas, verduras, cereales integrales y mucha agua, así como la invitación a ir
al baño a defecar, previene el estreñimiento. La diarrea suele ser por
infección intestinal o por transgresión dietética, comer algún alimento
inadecuado o en malas condiciones. Su tratamiento consiste en rehidratación
generosa, mucha agua con sales, un cierto reposo intestinal respetando el
escaso apetito, utilizar alimentos sin fibra, por ejemplo pastas, puré de
patatas, yogur, pero no frutas ni verduras.
Juegue
con sus hijos. El juego es fundamental para los
niños de cualquier edad, todos esperan y desean jugar con sus padres, para
ellos puede ser una aventura apasionante. Invéntese juegos, vuelva a ser niño,
y probablemente su hijo disfrutará con estos juegos, además ellos lo recordarán
durante toda su vida.
Evite
la otitis externa.
Es frecuente en los niños que permanecen muchas horas dentro del agua, sobre
todo buceando. La oreja duele, más al moverla, no suele haber supuración ni
fiebre. Se previene evitando que el oído se macere por el agua, secando con el
sol las orejas cada poco tiempo, evitando a ratos el buceo o utilizando tapones
de oídos.
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