Una mamá no entendía por qué uno de sus hijos era tan positivo y el
otro tan amargado y quejumbroso.
Una sicóloga le recomendó que le diera un regalo a cada uno
para conocer mejor su reacción.
El día que los recibieron estaban ambas a
la expectativa y llegó a
la sala de la casa el niño pesimista.
Se desató en lamentos al tiempo que
mostraba una preciosa
bicicleta importada y, como dicen, con todos los juguetes.
“Me la compraron para que me caiga y me fracture, mi primo tiene
una mejor, ese asiento talla mucho, este color es horrible”.
Un poco después apareció el niño optimista bien sonriente
y muy contento con su obsequio.
En sus manos traía solo una caja con estiércol y cuando le
preguntaron por qué estaba tan contento dijo: Me regalaron un caballito pony y voy a salir a buscarlo.
La mamá quedó tan impactada que
fue y le compró el caballito.
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