Hay
más evidencia científica de que el dolor que se origina en las emociones se
siente de verdad.
Es
más, se procesa en las mismas estructuras del cerebro que se encargan de
activar el dolor físico.
Por eso se desaconseja pasar por alto las
quejas de personas que cargan un sufrimiento y dicen sentir malestares, vacío
en el estómago, desasosiego y hasta dolor en el cuerpo. Si ese es su caso, o el
de alguien cercano, párele bolas, porque esa tristeza puede enfermarlo peor.
Aprenda: el cíngulo anterior (parte del encéfalo que se encarga de rememorar el
pasado lejano) toma la información de los circuitos emocionales y luego la
envía al resto del cerebro, incluida la corteza posterior, que es donde se
integran todos los tipos de dolor. Así, los afectos se convierten en algo que
se puede sentir de verdad.
Ponga
de su parte: no se deje ganar de la tristeza; en lugar de
encerrarse e irse a vivir a la cama, haga un esfuerzo y salga, camine, monte en
bicicleta... El ejercicio produce endorfinas (sustancias amigables generadas
por el cerebro), que promueven el bienestar emocional. Ah, no se salte las
comidas.
Evite: en ese estado, el cigarrillo, el trago y la comida chatarra son el
enemigo. Si se descuida acabará intoxicado, obeso y más aburrido.
Ríase
más: reírse pone a funcionar más de 400 músculos, aumenta
la capacidad pulmonar, oxigena los tejidos, baja la presión sanguínea, regula
la adrenalina, mejora la autoestima y aleja el estrés. También produce
endorfinas, que calman el dolor y alivian la ansiedad.
Si
no se va, trátelo: al igual que el dolor físico, cuando el
emocional es mal tratado, puede dejar cicatrices que comprometen el bienestar
de la gente. Así que no lo dude: si siente que el dolor del alma le puede,
consulte con un especialista.
Pida: estos problemas necesitan una evaluación seria y la práctica de
pruebas diagnósticas que se toman su tiempo. Así que exija que no lo traten a
las carreras.
No
se automedique: déjele el tratamiento al médico; él está
en capacidad de ayudarle a establecer el origen de su dolor y de ordenarle el
tratamiento que más se ajuste a su situación
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