Algunas
personas beben vinagre cada día obsesionadas por "lo que debería
ser", en lugar de aceptar "lo que es".
Su
vida es una batalla desgastante en la que pretenden acomodar el mundo
a sus gustos o sus caprichos.
Cuan
diferente es la vida del sabio que practica la aceptación y sabe que todo marcha como debe
ser.
Su actitud ante el universo no es ni
reactiva ni pasiva; el
sabio acepta "lo que es" e influye con amor en lo que puede.
No
se empecina en cambiar a los otros, no interfiere en
sus destinos y hace su
propio camino en paz.
Mira tu vida y pregúntate qué quieres hacer para crecer
en la serena aceptación de los otros y de la realidad.
La
aceptación te libra de combates estériles y te permite fluir sin altercados ni
manipulaciones.
Acéptate a ti mismo y te será fácil
aceptar a los otros, aunque su camino vaya en el sentido opuesto.
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