Decía
un sabio maestro que muchos están en la Tierra tan dormidos como La bella
durmiente.
Ninguna hada perversa les ha hecho daño con
un hechizo, pero ellos vegetan sin valorarse.
Cualquier
día pueden despertar de su sueño, abrir los ojos, reconocerse y amarse de
verdad.
Creen que no valen nada, que nacieron
condenados al fracaso y que su vida carece de sentido.
Lo que
necesitan es soltar ataduras mentales, valorarse y cambiar las
creencias que los esclavizan.
Su diálogo interno debe pasar del NO al SI,
de la duda a la fe, del pesimismo al entusiasmo.
Es un
cambio mental y espiritual que a veces requiere una terapia para desterrar
odios, culpas y un negativismo larvado.
El día
que despiertan todo brilla más: vuelan alto y descubren
su grandeza. Se acabó el supuesto hechizo.
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