Es muy importante, para quien quiera ser líder,
cristalizar su pensamiento hasta saber realmente lo que quiere, cuáles son las
metas específicas que desea lograr en su labor, y en dónde se encuentra él
respecto a dichas metas. Un líder es que el sabe lo que quiere; y, no sólo que
sabe lo que quiere, sino que también conoce lo que le impide realizar aquello
que quiere realizar. En este conocer lo que se quiere, debe estar implícita una
fe en el futuro, en el éxito, en la posibilidad de realizar lo que se pretende
realizar. Cada obra lograda ha tenido su punto de partida, su realización
progresiva. Sólo con las ideas claras se puede dar el siguiente paso hacia el
liderazgo.
PLANES POR ESCRITO:
Hay que tener
planes por escrito y plazos para lograrlos. Dichos planes deben ser detallados
y tan claramente trazados que eliminen cualquier confusión o conjetura. El
tener plazos escritos y a plazos ayuda a que no se demore la consecución de los
objetivos. Escribir cristaliza el pensamiento y el pensamiento critalizado
motiva a la acción. El
sólo hecho de poner las metas por escrito compromete a lograrlas. Los planes
escritos ayudan a establecer a dónde se va y cómo se va; a evitar las
distracciones; a medir el progreso; y a superar la desidia, el estancamiento,
el temor, la duda. Cuando además de los planes, hay plazos se aumenta la
automotivación porque las fechas son un reto interno y ayudan a mantener una
actitud positiva.
DESEO DE LIDERAZGO:
Para tener éxito
es necesario desarrollar el deseo ferviente de lograr lo que se quiere. El
deseo activa los planes o intenciones. Hay que redescubrir la frescura, la
vitalidad, el optimismo y el entusiasmo de darle a la vida un verdadero
sentido, Sólo cuando una emoción muy fuerte nos impulsa, utilizamos al máximo
nuestras capacidades. El
deseo del liderazgo es una forma de servicio a los demás. Es un camino para
darle a la vida un sentido más hondo y más profundo.
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