Cuando
sé aquietarme noto como se ensanchan mis posibilidades y puedo avanzar seguro y
decidido.
Mi
fuerza interior crece si estoy en armonía con Dios y con mi conciencia, y así
renuevo la fe y alejo las dudas. Bendiciones.
Sé que puedo confiar y superar los obstáculos,
calmar las penas y dominar la incertidumbre.
Todo
sale mejor cuando conservo la serenidad y entro en sintonía con Dios dentro de
mí.
Sé que en las crisis la luz se apaga para
volver a encenderse y, mientras tanto, es penoso caminar.
Por eso renuevo la decisión de ser
perseverante y me digo a mi mismo palabras de ánimo y esperanza.
Sé
que el sol volverá a brillar en el horizonte y no escucho los presagios
apocalípticos de los pesimistas.
Apelo
a toda mi fuerza interior, confío en Dios y El me da fuerzas para proseguir y
no rendirme.
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