La isla del tesoro de Louis Stevenson, 1850-1894, lo atrapa a uno con
aventuras de bucaneros y búsqueda de riquezas ocultas.
Las peripecias y artificios
para descubrir el tesoro son un espejo del camino que todos recorremos, las
metas que anhelamos y los peligros que debemos afrontar.
Sin embargo, en el sendero existencial, las trampas no son los
arrecifes, los temporales o las intrigas de los piratas.
Son tus actitudes negativas
y de ellas eres responsable tú mismo, no los demás ni un ser mítico que asusta
a los incautos llamado satanás.
Los verdaderos escollos
son: facilismo, individualismo, negativismo, fatalismo, inmediatismo y
materialismo.
Y tus aliados: Fe, entrega, trabajo en equipo, entusiasmo, buen uso de
tu libertad, perseverancia y espiritualidad.
Tu misión no es arribar a
una isla en un galeón corsario, es llegar a tu íntimo ser y centrar tu vida en
Dios y en el verdadero amor.
Para vivirlo te conviene cultivar los altos valores y ser cada día más
consciente y más coherente, ser honesto y amoroso.
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