Durante la Reforma Protestante la celebración del nacimiento de Cristo
fue prohibida por algunas Iglesias llamándola "Garras de la bestia".
En 1644 el Parlamento inglés prohibió la
Navidad mediante un Acta; debía
de ser considerado día de ayuno y de mercado.
El pueblo se rebeló con motines, tomó ciudades
como Canterbury, y decoró las puertas con pendones a favor de la santidad de la
fiesta.
La Restauración de 1660 puso fin a la prohibición,
pero muchos siguen aún rechazando la celebración navideña con argumentos
puritanos.
Solo una mente poco tolerante y rígida puede ver algo malo en un
pesebre y la Navidad, pero los humanos somos amigos de
complicarnos la vida.
Si nos dedicáramos a amar, que es lo único
que Dios quiere, respetaríamos
las creencias de cada persona. Si no respetas, no amas.
Las imágenes que tengo me mueven a amar más
a Jesús y Dios, pero
debido a ellas también me voy a condenar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios