Así
como te mira es como te ves.
La mirada de súplica de tu perro, con los ojos muy
abiertos, quizá te conmueve y lleva a que la comida desaparezca de la mesa,
pero eso no significa que tu mascota se haya convertido en un maestro de la
manipulación.
A
veces, la expresión del perro simplemente refleja la tuya.
En un nuevo estudio, investigadores en Gran Bretaña
monitorearon las expresiones faciales de los perros –particularmente el músculo
que levanta la parte interna de las cejas y hace que sus ojos parezcan más
grandes— mientras una
persona les estaba prestando atención y cuando no les hacía caso, a veces
sosteniendo comida y otras, no.
Los perros fueron mucho más expresivos cuando la persona
estaba prestándoles atención, pero la presencia de comida no parece haber hecho
ninguna diferencia, según el estudio, publicado recientemente en la revista
especializada Scientific Reports. Los perros también sacaban la lengua y ladraban más cuando recibían
atención, en comparación con los momentos en los que eran ignorados o recibían
comida.
“Esto simplemente muestra que
los perros producen más (pero no distintos) movimientos faciales cuando alguien
los mira”, escribió en un correo electrónico Juliane Kaminski, la jefa
de investigación del estudio y profesora sénior en la Universidad de Portsmouth
en Inglaterra.
Estas son buenas noticias para cualquier amante de los
perros que tema que Fido solo
quiere a su dueño porque lo alimenta, dijo Brian Hare, profesor y director
del centro de cognición canina de la Universidad Duke, quien no participó en el
estudio.
“Es
un descubrimiento muy agradable que nos ofrece más evidencia de cómo los perros
nos atraen más con sus ojos”, apuntó Hare en un correo electrónico. Los
humanos evolucionaron para ser más sensibles al contacto visual y a las
expresiones faciales que exageran ese contacto. “Esta investigación muestra que las expresiones faciales
que nos parecen atractivas en los perros solo ocurren cuando las podemos ver y
no cuando estamos dando vueltas en la cocina buscando un premio para ellos”.
Kaminski aclaró inmediatamente que los investigadores no
conocen ni pueden adivinar cuáles son las intenciones de los perros.
“De
ninguna manera podemos especular qué es lo que ‘quieren decir’ los perros con
cualquier movimiento facial que produzcan”, escribió, y añadió que
tampoco es posible saber si los perros “hacen ojitos” para manipular a la
gente.
“Esta
especie de ‘efecto a la hora de la comida’, cuando los perros tratan de verse
realmente tiernos porque quieren algo, no lo encontramos de hecho”,
escribió, “lo que significa que no influía el si la comida estaba visible o
no”.
Tampoco la comida por sí sola provocaba la mirada de
cachorro adorable. “Los
perros no parecen producir movimientos faciales como un reflejo de estar
emocionados”, escribió Kaminski.
Hare dijo que el estudio también servía como un
recordatorio de que los humanos responden involuntariamente a las acciones de
sus mascotas.
“Cuando
interactuamos con nuestros perros, no tenemos control total de cómo los
percibimos y la opinión que nos formamos de ellos”, dijo. Las
características físicas, como la longitud de sus narices y el contacto visual,
influyen en nuestros sentimientos hacia los perros, dijo. “Además, realmente refleja
nuestra interacción con los de nuestra propia especie”.
Ese tipo de información puede ser útil, por ejemplo, para escoger a los candidatos a
perros de servicio y al decidir adoptar a un cachorro, agregó Hare
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