El momento en que me di cuenta de
que necesitaba romper con mi celular llegó hace poco más de dos años. Había
tenido una bebé hacía poco y la estaba amamantando en una habitación oscura
mientras se acurrucaba sobre mi regazo. Era un momento íntimo y tierno… excepto
por un detalle: ella me observaba, pero yo revisaba el catálogo de picaportes
de la era victoriana en eBay.
No intentaré explicar esa peculiar pasión personal. El punto es que
quizá habían pasado unos quince minutos antes de que finalmente viera que mi
hija me observaba con la carita iluminada por la luz azul de mi celular. Vi la escena como la habría
presenciado un extraño —mi bebé concentrada en mí mientras yo me enfocaba en el
teléfono— y se me partió el corazón. No quería que las cosas fueran así.
Cada vez más personas nos damos cuenta de que la relación con nuestros celulares no es
exactamente la que un terapeuta de parejas describiría como “saludable”.
De acuerdo con datos de Moment, una aplicación de seguimiento del tiempo con
casi cinco millones de usuarios, la persona promedio pasa cuatro horas al día
interactuando con su teléfono.
Aún quería usarlo cuando fuera útil o divertido, pero deseaba una nueva
relación con él: mejores límites y más control. Pasé el siguiente año y medio investigando hábitos,
adicción, cambio de comportamiento, atención y neuroplasticidad, y desarrollé
una estrategia integral para saber cómo romper con mi celular. La meta no era dejar de usar mi
móvil para siempre, sino crear una relación sustentable que resultara
saludable.
Dos años más tarde, sentí
que lo había logrado. Aquí están algunas de las claves que aprendí acerca de cómo tener un
rompimiento exitoso y crear una mejor relación con tu teléfono.
Replantea lo que piensas sobre él
Muchas personas creen que pasar
menos tiempo con su celular es igual a negarse un placer… ¿y a quién le
gusta hacer eso? En cambio, piénsalo así: el tiempo que estás con tu móvil es
el que no inviertes haciendo otras actividades placenteras, como pasar el rato
con un amigo o practicar un pasatiempo. En vez de pensarlo como “pasar menos tiempo con tu
celular”, hazte a la idea de que es “más tiempo con tu vida”.
Pregúntate a qué quieres ponerle
atención
Les ponemos atención a nuestras vidas. Cuando decidimos a qué ponerle
atención en el momento, estamos tomando una decisión más grande acerca de cómo
queremos pasar nuestro tiempo. La gente que diseña aplicaciones quiere nuestra atención
desesperadamente porque así es como generan dinero. ¿Alguna vez te has
preguntado por qué tantas aplicaciones de redes sociales son gratuitas? Es debido a que los anunciantes
son los clientes y les están vendiendo tu atención. Por eso pregúntate:
¿a qué quieres ponerle atención?
Disponte a lograrlo
Crea detonadores que te recuerden tus metas y haz que sea más fácil
apegarte a ellos. Si
quieres pasar más tiempo leyendo, pon un libro en tu mesita de noche. Si
quieres cocinar más, haz una lista de compras para la receta que estás ansioso
por probar. Acomoda una
estación de carga para tu celular que no esté en tu habitación y compra un
reloj despertador.
Por otro lado, evita detonadores que te predispongan al fracaso. Borra
aplicaciones de redes sociales de tu teléfono. (En su lugar utiliza las versiones
menos ágiles de los exploradores). Desactiva las notificaciones, incluyendo las del correo electrónico.
(Yo dejo activas las de llamadas, mensajes de texto y mi calendario). Establece
una regla —para ti y tu familia— de no utilizar el móvil cuando se sienten a comer en la mesa.
Ponte obstáculos
Es sorprendente cuán a menudo
encendemos nuestros celulares “solo para revisar” y cuando levantamos la vista
veinte minutos más tarde nos preguntamos cómo se nos fue el tiempo tan
rápidamente. A eso le llamo “vistazos zombi”, y es casi una garantía que te harán
sentir insatisfecho o como si estuvieras desperdiciando tu vida.
Una solución es crear obstáculos:
pequeñas trabas que te obliguen a desacelerar y asegurarte de que, cuando veas
tu celular, se trate de una decisión consciente. Ponle una liga a tu celular como
recordatorio tangible para hacer una pausa o elige una imagen de fondo de
pantalla en la que te preguntes si de verdad quieres revisar tu móvil.
Ponle atención a tu cuerpo
Cuando te das cuenta de que estás en medio de un ciclo vicioso con tu
celular, pregúntate cómo es tu postura, cómo estás respirando, ¿lo que estás viendo en tu
teléfono te hace sentir bien?, ¿quieres usarlo en este momento? Cuanto
más consciente estés de tus propias experiencias en el momento, más fácil será
que cambies tu comportamiento.
Practica con separaciones de
prueba
Deja tu móvil en casa mientras
sales a dar un paseo. Echa un vistazo por la ventana durante tu trayecto en vez de revisar
el correo electrónico. Al principio, podría sorprenderte el poder con que
anhelas tu celular. Pon
atención a ese anhelo. ¿Cómo se siente en tu cuerpo? ¿Qué está pasando en tu
mente? Sigue observando y, al final, podrías encontrarte con que desaparece
solo.
Usa la tecnología para protegerte
de ella
Observa a otras personas mientras usan su celular como recordatorio de
tus propias intenciones
Ahora mismo, ver a alguien más que saca su móvil en el elevador quizá
hará que también quieras revisar el tuyo. Sin embargo, con la práctica, puedes transformar esa
reacción en una señal para establecer un nuevo hábito más saludable.
Cuando veo que otras personas sacan su teléfono, intento que sea una señal para
inhalar y relajarme. (Lo
logro la mayoría de las veces).
Adopta una actitud existencial al
respecto
Si todo lo demás falla, considera tu propia
mortalidad. ¿Cuántas personas en sus lechos de muerte crees que dirán:
“Desearía haber pasado más tiempo en Facebook”? Sigue preguntándote lo mismo
una y otra vez. Es tu
vida. ¿Cuánto tiempo quieres pasar en tu celular?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios