Los
anestésicos generales, una mezcla de un sedante hipnótico que nos hace dormir,
un analgésico opioide para no sentir dolor y un relajante muscular para
suprimir el tono muscular -para los adultos-, tienen un efecto más generalizado
en el cerebro que la inducción del sueño, sugiere un nuevo estudio llevado a
cabo por científicos de la Universidad de Queensland (Australia),
descubrimiento que podría conducir a mejores fármacos para su uso en cirugía.
El equipo, explica en Cell Reports, que sus
"hallazgos pueden proporcionar una comprensión más completa de la
anestesia general".
Usando una técnica conocida como microscopía de imágenes
de una sola molécula, los científicos pudieron explorar el efecto del propofol,
un anestésico general común, en células individuales. Específicamente,
estudiaron el efecto de la droga en la liberación sináptica, un mecanismo a
través del que las células nerviosas o neuronas se comunican entre sí.
"Sabemos
por investigaciones previas que los anestésicos generales, incluido el propofol,
actúan sobre los sistemas del sueño en el cerebro, al igual que una pastilla
para dormir", comenta Bruno van Swinderen, líder de trabajo.
Las sinapsis son uniones en las que las neuronas
transmiten señales a otras neuronas, células, glándulas...
Sin embargo, en su experimento examinaron los efectos de
la droga en ratas y moscas, descubriendo que el propofol también podía actuar
de otra manera muy distinta. La
droga "altera los mecanismos presinápticos, lo que probablemente afecta la
comunicación entre las neuronas de todo el cerebro de una manera sistemática
que difiere de simplemente estar dormido", dice van Swinderen.
Así, el propofol restringe la movilidad de una proteína
llamada sintaxina 1A, necesaria en las sinapsis neuronales para que las
neuronas se comuniquen entre ellas.
La mayoría de las señales son transportadas por
mensajeros químicos llamados neurotransmisores. Estos son liberados por la
neurona presináptica y recibidos en la célula postsináptica.
El nuevo hallazgo es significativo porque, como señalan
los autores "cada
neurona se comunica con otras neuronas a través de la neurotransmisión mediada
por sintaxina1A", y el mecanismo es el mismo en todas las especies,
desde gusanos a humanos.
Implicaciones
para las personas con alzhéimer
Si bien el propofol y otros anestésicos generales nos
adormecen, es su
interrupción generalizada de la conectividad sináptica o las vías de
comunicación en todo el cerebro lo que hace posible la cirugía.
"El
descubrimiento tiene implicaciones para las personas cuya conectividad cerebral
es vulnerable, por ejemplo, en los niños cuyos cerebros todavía están en desarrollo o para las
personas con enfermedad de Alzheimer o párkinson", agrega van
Swinderen.
Lógicamente se necesita más investigación para determinar
si los anestésicos generales producen
o no efectos secundarios a largo plazo en estos grupos vulnerables y es
que, tal y como explica van Swinderen, "nunca se ha entendido por qué la anestesia general
es a veces problemática para los más jóvenes y los mayores. Este mecanismo
recientemente descubierto puede ser una razón".
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