En un mundo dinámico necesitas ser flexible y estar abierto al cambio
ya que es lo único permanente.
En el trabajo y en las relaciones es bueno buscar estrategias
innovadoras y liberar
la creatividad.
Por el contrario, si te aferras al pasado,
actúas como el capitán que se sienta a esperar el fin mientras el barco hace agua.
Cambiar es más fácil para los grupos elásticos que
para las entidades pesadas y rígidas.
Algo que expresa bien este refrán chino: “Para un barco pequeño es más
fácil dar la vuelta”.
El cambio es evidente en todo: Las estructuras
familiares, los roles en la pareja y la convivencia.
El matrimonio nunca será como lo fue antes y los
amantes del siglo XXI son bien diferentes a los anteriores.
Los conservadores miran hacia atrás, pero al que no cambia lo deja el
tren de la historia.
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