Dios pone en tu sendero personas que no solo son tus amigas, también
son tu conciencia y tu bendición.
Te felicitan por tus logros sin adularte y
te corrigen cuando fallas sin juzgarte.
¿Sabes escuchar a esos ángeles que Dios te envía? ¿Eres humilde y
aceptas que te llamen la atención?
Lo más cómodo es escuchar únicamente a
quienes te elogian y alejarte de los que te pulen.
Pero así no creces y huyes de la realidad.
Da gracias, pues, a aquel que te ilumina y
te dice la verdad.
Contar con buenos guías es un tesoro, porque ellos te ayudan a entrar
en el espacio misterioso de "la sombra", de tu parte oculta.
Allí no valen las excusas, te ves tal como
eres y puedes asumir compromisos de cambio real.
Ojalá lo hagas y seas la conciencia de otros con un amor sincero.
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