Ama hoy y no permitas que tu pasado sea
tu presente y que tu futuro te robe la calma que hoy disfrutas.
Vive el ahora, perdónate, perdona, y no contamines tu alma con el
odio, la culpa o el rencor.
Tampoco te dejes acorralar por los
temores y piensa en
el mañana con fe y con esperanza.
Confía en ti, siente a Dios. Ámalo y no tengas más
limitaciones que las que realmente existen.
Más
aún, recuerda que tu vida
depende de tus creencias y tus decisiones, no de las circunstancias.
Eso lo
sabían Bach y Milton cuando aceptaron con serenidad y sin quejas la ceguera ya
adultos.
Y del
mismo modo se comportan el artista Andrea Boccelli y tantos lisiados amables y
felices.
Todos ellos saben que la felicidad
depende de la paz interior,
no de la realidad, por más adversa que esta se presente.
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