En promedio, derramamos alrededor de
dos millones de lágrimas en la vida, que equivalen a unos 65 litros.
Un buen
número de esas lágrimas fluyen en los duelos, en especial, cuando parten los
seres más amados.
Para
manejar bien una pérdida es bueno buscar ayuda ya que muchos sufren debido a
duelos no resueltos.
Hay quienes se quedan toda una vida en
negación y otros que se desgastan peleando con la realidad.
Un
duelo es un arduo aprendizaje de aceptación, desapego, confianza, fortaleza y
adaptación.
Todo duelo es un proceso lento que pide
ir quemando etapas, paso a paso, con fe, sabiduría y paciencia.
Hay que
hallar nuevas razones para vivir y evitar aislarse, hacer resistencia o
guardarse el dolor.
Un duelo
mal resuelto o congelado te deja muerto en vida.
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