Con
frecuencia, el hipo comienza sin razón aparente y suele desaparecer a los pocos
minutos, aunque en raras ocasiones puede persistir durante días, semanas o
meses convirtiéndose en una verdadera pesadilla y una afección de muy difícil
tratamiento.
En el Guinnes World Records figura el extraño caso de Charles Osborne (1 de mayo de 1894,
1991 quien sufrió hipo continuamente
durante 68 años, desde 1922 hasta 1990. Empezó
con una tasa de 40 hipos por minuto y fue disminuyendo paulatinamente.
La desesperación
por curar el hipo ha dado lugar a las más insólitas soluciones, la
mayoría no valederas pero que se les atribuye virtudes falsamente debido a que
generalmente desaparece naturalmente a los pocos minutos.
Los mitos
más “recomendados” pero igualmente inútiles son:
El
susto para que el afectado deje de prestar atención al espasmo.
El
tradicional y típico: beber siete tragos de agua.
Beber
los tragos de cabeza.
Aguantar
la respiración lo más que se pueda.
Comerse
una cucharada de azúcar.
Meterse
a la boca un terrón de azúcar mojado en vinagre .
Cruzar
los dedos índice y corazón de ambas manos antes de hipar por tercera vez.
Respirar
dentro de una bolsa de papel
Tomar
jugo de limon
Tomar
agua por el borde mas lejano del vaso con los oidos tapados
Tomar
una cucharadita de vinagre
Aguantar
la respiracion
Traccion
de la lengua
Apretarse
los ojos
Tragar
pan duro
Casi todas son inútiles pero la creencia popular influye
en los que buscan una solución rápida en lugar de esperar a que cese
naturalmente.
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