¿Por
qué se dilata el agua al congelarse?
Primero
cabria preguntar: ¿por qué son sólidos los sólidos? ¿Y por qué son líquidos los
líquidos?
Entre
las moléculas de una sustancia sólida hay una cierta atracción que las mantiene
firmemente unidas en una posición fija. Es difícil separarlas y, por consiguiente la sustancia es sólida.
Sin embargo, las moléculas contienen energía de movimiento y vibran alrededor
de esas posiciones fijas. Al
subir la temperatura, van ganando cada vez más energía y vibrando con mayor
violencia.
En último término adquieren tanta energía que la
atracción de las demás moléculas no basta ya para retenerlas. Rompen entonces las ligaduras y
empiezan a moverse por su cuenta, resbalando y deslizándose sobre sus
compañeras. El sólido se
ha licuado: se ha
convertido en un líquido.
La mayoría de los sólidos son cristalinos. Es decir, las
moléculas no sólo permanecen fijas en su sitio, sino que están ordenadas en
formaciones regulares, en filas y columnas. Esta regularidad se rompe, cuando las moléculas adquieren
suficiente energía para salirse de la formación, y entonces el sólido se
funde.
La
disposición regular de las moléculas en un sólido cristalino suele darse en una
especie de orden compacto. Las moléculas se apiñan unas contra otras,
con muy poco espacio entre medías. Pero al fundirse la sustancia, las
moléculas, al deslizarse unas sobre otras, se empujan y desplazan. El efecto
general de estos empujones es que las moléculas se separan un poco más. La sustancia se expande y su
densidad aumenta. Así pues, en general los líquidos son menos densos que
los sólidos.
O
digámoslo así: los sólidos se expanden al fundirse y los líquidos se contraen
al congelarse.
Sin embargo, mucho depende de cómo estén situadas las
moléculas en la forma sólida. En el hielo, por ejemplo, las moléculas de agua están dispuestas en una
formación especialmente laxa, en una formación tridimensional que en realidad
deja muchos "huecos".
Al aumentar la temperatura, las moléculas quedan sueltas
y empiezan a moverse cada una por su lado, con los empujones y empellones de
rigor. Lo cual las separaría, si no fuese porque de esta manera muchas de ellas pasan a rellenar esos
huecos. Y al rellenarlos, el agua líquida ocupa menos espacio que el hielo sólido, a pesar de los
empujones moleculares. Al fundirse 1 centímetro cúbico de hielo sólo se
forman 0,9 centímetros cúbicos de agua.
Como
el hielo es menos denso que el agua, flota sobre ella. Un centímetro
cúbico de hielo se hunde en el agua hasta que quedan 0,9 centímetros cúbicos
por debajo de la superficie. Estos 0,9 cm3 desplazan 0,9 cm3 de agua líquida,
que pesan tanto como el centímetro cúbico entero de hielo. El hielo es sostenido entonces
por el empuje del agua, quedando 0,1 centímetros cúbicos por encima de la
superficie. Todo esto es válido para el hielo en general. Cualquier
trozo de hielo flota en el agua, con una décima parte por encima de la
superficie y nueve décimas por debajo.
Esta circunstancia resulta muy afortunada para la vida en
general, pues tal como son las cosas, cualquier hielo que se forme en una masa
de agua, flota en la superficie. Aísla las capas más profundas y reduce la cantidad de calor que escapa
de abajo. Gracias a ello las aguas profundas no suelen congelarse, ni siquiera en los
climas más gélidos. En cambio, en épocas más calurosas el hielo flotante recibe
el pleno efecto del Sol y se funde rápidamente.
Si
el hielo fuese más denso que el agua, se hundiría al fondo a medida que fuese
formándose, dejando al aire libre otra capa de agua, que a su vez se congelaría
también. Además el hielo del fondo, no tendría posibilidad ninguna de
recoger el calor del Sol y fundirse. Si el hielo fuese más denso que el agua, las reservas acuáticas del
planeta estarían casi todas ellas congeladas, aunque la Tierra no estuviese más lejos del Sol
que ahora.
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