Al
calentar una sustancia se pone primero roja, luego naranja, después amarilla,
pero a continuación blanca. ¿Por qué no sigue el espectro y se pone verde?
Cualquier objeto, a cualquier energía superior al cero
absoluto, radia ondas electromagnéticas. Si su temperatura es muy baja, emite sólo ondas de radio
largas, muy pobres en energía. Al aumentar la temperatura, radia una
cantidad mayor de ondas, pero
también empieza a radiar ondas de radio más cortas (y más energéticas).
Si
la temperatura sigue subiendo, empiezan a radiarse microondas aún más
energéticas y
después radiaciones infrarrojas.
Esto no quiere decir que a una temperatura dada sólo se
emitan ondas de radio largas, un poco más arriba sólo ondas de radio cortas,
luego sólo microondas y después sólo infrarrojos.
En
realidad se emite toda la gama de radiaciones, pero siempre hay una radiación
máxima, es decir una gama de longitudes de onda que son las más radiadas,
flanqueadas por cantidades menores en el lado de las energías bajas y por
cantidades todavía más pequeñas en el de las altas.
Cuando
un objeto alcanza la temperatura del cuerpo humano (37º C) el máximo de
radiación se encuentra en los infrarrojos largos. El cuerpo humano
también radia ondas de radio, pero las longitudes de onda más cortas y más
energéticas son siempre las más fáciles de detectar y por consiguiente las más
notables.
Cuando
la temperatura alcanza aproximadamente los 600º C, el máximo de radiación se
halla en el infrarrojo corto. Pero a esas alturas la pequeña cantidad de
radiación que se halla en el lado de las energías altas adquiere una
importancia especial porque entra
ya en la región de la luz visible roja. El objeto reluce entonces con un rojo intenso.
Este rojo constituye sólo un pequeño porcentaje de la
radiación total, pero como da la casualidad que nuestro ojo lo percibe, le
otorgamos toda nuestra atención y decimos que el objeto está al "rojo vivo".
Si
la temperatura sigue subiendo, el máximo de radiación continúa desplazándose
hacia las longitudes de onda cortas y cada vez se emite más luz visible de
longitudes cada vez menores.
Aunque
el objeto radia más luz roja, se van agregando poco a poco luz anaranjada y luz
amarilla en cantidades menores pero significativas. Al llegar a los 1.000º C la
mezcla de colores la percibimos como naranja, y a los 2.000º C como amarilla. Lo cual no
significa que a los 1.000º C sólo se radie luz naranja o que a los 2.000º C se
radie sólo amarilla. Porque si fuese así, habría efectivamente que esperar que
lo siguiente fuese "calor verde". Lo que en realidad vemos son mezclas de colores.
Al
llegar a los 6.000º C (la temperatura superficial del Sol) el máximo de radiación está en
el amarillo visible y lo que llega a nuestros ojos son grandes cantidades de
luz visible, desde el violeta hasta el rojo. La incidencia simultánea de
toda la gama de luz visible sobre nuestra retina nos da la sensación de blanco,
y de ahí el color del Sol.
Los
objetos más calientes aún que el Sol radian todas las longitudes de onda de la
luz visible y en cantidades todavía mayores. Pero el máximo de radiación se desplaza al azul,
de modo que la mezcla se desequilibra y el blanco adquiere un tinte azulado.
Todo
esto reza para objetos calientes que emiten "espectros continuos",
es decir, que radian luz en la forma de una ancha banda de longitudes de onda.
Ciertas sustancias, en condiciones adecuadas, radian sólo luz de determinadas
longitudes de onda. El
nitrato de bario radia luz verde cuando se calienta, y con ese fin se lo
utiliza en los fuegos artificials. "Calor verde", si así lo queréis.
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