El
espectáculo es desolador y, en China, inusual.
Ciudades
de avenidas anchas sin coches ni gente, con centros comerciales y edificios
vacíos.
Los medios occidentales han calificado de "ciudades fantasmas" a estos desarrollos
urbanísticos.
Y algunas ciudades, construidas en imitación de
localidades occidentales, parecerían corroborar esta perspectiva.
Pero para Wade Sheppard, autor de Ghost cities of China
("Ciudades fantasmas de China") y del blog vagabondjourney, se trata de una percepción
simplista e interesada.
"Las
mal llamadas ciudades fantasmas de la China fueron noticia en Occidente porque
contribuían a generar la idea de un sistema demente que construía monstruos
urbanos que nadie habitaba.
"Pero cuando, como está sucediendo, estas ciudades son habitadas,
dejan de ser noticia porque muestran que, detrás de estas iniciativas, hay un
proyecto de urbanización diferente", indicó.
La consigna oficial "construyamos primero que se
habitarán después" refleja con claridad este modelo chino de desarrollo
urbano.
Una de las cifras más citadas sobre el programa urbano
chino es que, desde 1978,
se construyeron unas 500 ciudades.
Según Sheppard hay que comprender estas cifras en el
contexto chino.
"La
palabra ciudad es un término administrativo. Cuando decimos que hay 600
nuevas ciudades, es que 600
zonas rurales fueron reorganizadas como ciudades".
"En muchos casos son nuevos distritos, barrios o municipalidades
para millones de personas. En otros son nuevas ciudades, cercanas a algún
centro importante", explicó Sheppard.
"Pero todos tienen una característica común: son construidas desde cero antes
de que siquiera un residente habite la ciudad o exprese un interés en hacerlo",
detalló.
El caso de Dantu, distrito en Jiansu, provincia al este
de China, es emblemático.
Según publicó en diciembre de 2010 la publicación de
negocios "Business Insider", "la ciudad fantasma Dantu ha estado vacía durante
más de una década".
Y, por la misma fecha, el matutino británico "Daily
Mail" comentaba que "en la mayoría de los barrios de Dantu no hay coches, no hay señales de
vida".
En ambos casos se basaban en fotos satelitales tomadas al
comienzo del emprendimiento.
Pero la diferencia entre foto y película de un lugar es
grande.
En el mejor de los casos, la foto capta un momento. La
película, en cambio, puede ver el desarrollo: hoy Dantu tiene unos 380.000 habitantes.
"La visité en 2012 y encontré una ciudad activa, con las señales vitales en
perfecto orden. Comparada con otras ciudades chinas está menos poblada, pero
había gente en las calles, negocios abiertos, gente comiendo, ropa tendida en
las ventanas de las casa. De ciudad fantasma, nada", señala Sheppard.
Dantu no es una excepción.
Un
reciente informe del banco Standard Chartered muestra que, entre 2012 y 2014,
Zhengdong, un nuevo distrito del tamaño de San Francisco en Henan, centro del
país, duplicó su población.
Un emprendimiento similar, la prefectura de Changzhou, en
el este de China, aumentó
de un tercio de la población.
"Lo
que se llama 'ciudad fantasma' es un fenómeno transitorio que se debe a la
continua urbanización china", señala el informe del banco.
"Un nuevo distrito de China tiene tres fases de
desarrollo: una inicial en
la que se colocan los cimientos y la infraestructura básica, una segunda fase
de crecimiento y una final de madurez. El proceso tarda normalmente
entre 10 y 15 años", se lee ahí.
El proceso urbanizador que comenzó con Mao Tse Tung, y se
aceleró con las reformas de Deng Xiao Peng en los 80, alcanzó su ritmo actual con la urbanización
nacional de principios de este siglo.
Y ya ha resultado en un cambio demográfico sin
precedentes: por primera
vez en su historia milenaria hay más chinos en centros urbanos que en el campo.
Las razones que llevan a emigrar a estas localidades
reflejan tanto el tipo de urbanización como la misma sociedad china.
"Hay
urbanizaciones que se convertirán en el nuevo centro de una ciudad ya existente.
Otras son suburbios dónde escapar del bullicio o encontrar más espacio y
mejores precios", indicó Sheppard.
"El
estado contribuye con una serie de beneficios como pasajes gratis de autobús,
alquileres muy bajos, subsidios para las cuentas de gas".
"Pero
también hay tendencias sociales. Un notable porcentaje de departamentos
son adquiridos para el futuro de los hijos y, sobre todo, para mejorar sus
chances de casamiento. Otros son simplemente una inversión o un lugar para jubilarse",
explicó.
¿Despilfarro o planificación?
El
término "ciudad fantasma" confunde porque no se trata de lugares
abandonados por alguna razón económica, social, política o ambiental sino de
una fase del proceso urbanizador.
Los malentendidos en torno al financiamiento de estos emprendimientos
son igualmente notorios.
El
mensaje mediático es que estas ciudades son más el capricho corrupto de algún
funcionario que la estrategia planificadora racional de un gobierno.
Pero
la urbanización es hoy un motor de la economía china.
El último plan de urbanización nacional, que abarca 2014
a 2020, fue anunciado en marzo del año pasado con un costo de US$7 billones.
Este plan forma parte de la transición china de una economía basada en las
exportaciones a otra en consumo y constituye una fuente de demanda para
la economía global por las necesidades de materias primas y productos
elaborados implícitas en cualquier programa urbanizador.
Errores y aciertos
En
un país de las dimensiones geográficas (tercera a nivel mundial) y
poblacionales (primera) de China todo plan está condenado a un porcentaje de
error.
El actual modelo urbanístico produjo grandes éxitos como
Shenzhen, una ciudad de
pescadores, que se convirtió en un centro financiero, exportador e importador;
o Pudong, un distrito de Shanghái, construido en los 90, que permaneció
semivacío durante más de una década y hoy tiene cinco millones de personas.
Junto a estos éxitos, se encuentran caprichos
arquitectónicos imitativos como la"Manhattan china" en la norteña Tianjin y la réplica
de ciudad británica, Thames
Town, en Shanghai.
"Ha habido denuncias de corrupción, planes que no se
cumplen, avances a los saltos, abuso de poder. Las urbanizaciones son importantes para las carreras de
los políticos que las usan para escalar posiciones en el Partido Comunista.
El desplazamiento de campesinos por estos procesos ha sido
extraordinario", señala Sheppard.
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