La mononucleosis infecciosa, también conocida como fiebre
dura, enfermedad de Pfeiffer o vulgarmente como enfermedad del beso (o a veces
como "mono"), es
una enfermedad infecciosa causada por el virus de Epstein Barr (VEB) que
pertenece a la misma familia del virus del herpes.
Con mucha menos frecuencia puede ser producida por el
Citomegalovirus y en un 1% de los casos por Toxoplasma gondii.
Aparece
más frecuentemente en adolescentes y adultos jóvenes, y los síntomas que la
caracterizan son fiebre, faringitis o dolor de garganta, inflamación de los
linfonodos y fatiga.
Se
transmite principalmente por el intercambio de saliva: a través de besos, al
beber del mismo vaso o de la misma botella, y al compartir comida o bebidas con
otras personas. Aunque el tiempo durante el cual una persona con la
enfermedad es contagiosa varía, las personas pueden ser contagiosas mientras
tengan los síntomas (la fiebre normalmente cede en 10 días y tanto la
inflamación de los linfonodos como la del bazo se curan en un mínimo de 4 semanas o en unos
cuantos meses después, incluso llegando a alcanzar el año). Asimismo, el virus
puede vivir durante varias horas fuera del cuerpo.
Síntomas
La
fiebre es una de las características más comunes. Los ganglios linfáticos
suelen estar inflamados, generalmente en forma moderada, haciéndose accesibles
a la palpación en todas las zonas, incluyendo los ganglios epitrocleares que se
perciben por encima del olécranon o codo, pero con neto predominio de los
cervicales. Si bien las adenomegalias carotídeas son las de mayor
tamaño, las cervicales posteriores son las más características. Suelen ser
simétricas, libres, elásticas y sensibles a la palpación. Puede haber
adenomegalias profundas, sobre todo en hilios pulmonares y mediastino. En la
mitad de los casos se acompañan de esplenomegalia, y en el 10 por ciento, de
hepatomegalia.
El síndrome dérmico está caracterizado por una erupción generalmente de
tipo exantemático, en la mayoría de los casos fugaz, y ocasionalmente asociada
con un verdadero exantema. Otros síntomas frecuentes son: escalofrío, diaforesis
(sudoración excesiva), cefaleas (fuertes dolores de cabeza), artromialgias
(dolor en músculos y/o articulaciones), astenia (decaimiento,
agotamiento). Desde el punto de vista hematológico lo característico y de
capital importancia diagnóstica es la linfocitosis con presencia de linfocitos
atípicos. El Monospot o las pruebas de anticuerpo heterófilos sirven para
confirmar el diagnóstico, el cual es más fiable en pacientes mayores de cinco
años. Los síntomas pueden
ser también náuseas y vómitos, así como fatiga extrema y apatía.
Tratamiento
En
la gran mayoría de los casos, no se necesita otro tratamiento diferente al
reposo, la ingesta abundante de líquidos y la toma de ibuprofeno o paracetamol
u otro agente antipirético para disminuir la fiebre. El virus se elimina
espontáneamente y los síntomas permanecen generalmente un mínimo de cuatro
semanas, llegando a permanecer incluso hasta un año. En casos raros e infecciones
graves pueden utilizarse
algunos fármacos antivirales como el valaciclovir que podría ser de
utilidad según algunos estudios, aunque no es en absoluto un medicamento que
deba emplearse de forma generalizada.
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