Si
has estado decepcionado por no alcanzar los propósitos en tu vida, y en tu
mente tienes pocas expectativas, es posible que te vuelvas a decepcionar.
En realidad, cuando esperas menos, te decepcionas mucho más fácil. Si tienes
pocos objetivos en tu vida, menos resultados obtendrás.
Tu
te mereces una vida plena y llena de logros, por lo que debes mantener
tus expectativas altas. Debes mirar cada decepción como una gran oportunidad para fijarte metas aún
mayores.
Debes mirar
la decepción como algo bueno porque significa que tú al menos lo estás
intentando. La clave para
lograr tus objetivos es seguir haciendo intentos, aprender de tus errores,
elevar tus expectativas, encomendarte a Dios, y hacer tu mejor esfuerzo.
Mantén claros tus propósitos con metas ambiciosas y eso te
permitirá obtener mejores resultados. Al dar lo mejor de tí mismo, podrás vencer rápidamente la
decepción.
Cuando no puedas alcanzar tus metas, eleva tus expectativas,
ofrécele a Dios tu trabajo y
haz todo lo que esté a tu alcance para que las cosas sucedan.
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