La
pasta es uno de los ingredientes más populares en la gastronomía mundial, sobre
todo en la zona del mediterráneo, por su gran variedad, por su fácil y rápida
preparación y también por su ‘neutral’ sabor que permite que pueda combinarse
casi con cualquier otro alimento, desde verduras hasta pescados pasando por
hortalizas.
Por sus características, la pasta puede ser la base
perfecta de estas ensaladas tan recomendables ya que, además de lo mencionado
anteriormente, permite que se conserve en mejores condiciones durante más
tiempo.
La
pasta está considerada uno de los alimentos más completos por su capacidad
nutritiva y energética. En cualquiera de sus variedades aporta hidratos
de carbono complejos, los más saludables, pero, si se trata de pasta integral
además aporta más fibra vitaminas y minerales.
Es
considerado un alimento saciante y, pese a lo que mucha gente cree, es muy
ligero y poco calórico, por lo que es ideal para ayudar a mantener el
peso correcto. Cien gramos de pasta cocida equivale aproximadamente a 130
kilocalorías, que es lo mismo que dos cucharadas de aceite, por ello es tan
importante saber escoger los ingredientes y las salsas que la van a acompañar,
ya que de estas dependerá que el plato ‘engorde’ más o menos. Además, si la pasta es fresca o
de verduras las calorías que aporte al plazo serán aún menores.
Pese a que cada uno tiene un gusto diferente, varios
estudios apuntan a que la mejor forma de consumir la pasta es ‘al dente’ ya que
el índice glucémico de la pasta en este caso es inferior. En consecuencia los
límites de glucosa se consiguen mantener por más tiempo al igual que la falta
de apetito, consiguiendo así evitar picar entre horas.
Por otra parte, se debe evitar la costumbre de enfriar la
pasta echando agua por encima ya que, si bien se enfría parando la cocción y se
evita que se pegue, de esta forma se pierde gran parte de su valor nutritivo.
Lo mejor, en este caso, es preparar la ensalada y dejarla unos minutos
enfriando en la nevera.
Las
ensaladas de pasta pueden ser muy variadas ya que admiten multitud de
ingredientes. Lo ideal sería escogerlos para completar las necesidades
nutricionales diarias, así por ejemplo la pasta puede combinarse con:
Pescado azul: es rico en
proteínas, necesarias para el crecimiento; vitaminas A, D, E y B12, esta última
fundamental para que el sistema nervioso funcione correctamente; y yodo que
favorece el correcto funcionamiento de la glándula tiroides. Entre los
aminoácidos que abundan en la proteína del pescado la lisina, muy necesaria
para los niños en crecimiento, y el triptófano, imprescindible para la
formación de la sangre. Sodio, potasio, magnesio, fósforo y hierro completan el
aporte de minerales. El calcio, por su parte, sólo se obtiene de las especies
que se comen con espinas. Finalmente, el pescado azul es rico en omega 3,
fundamental para mantener a raya las enfermedades cardiovasculares. Unas buenas
opciones para la ensalada son el salmón o el atún.
Pollo: como el resto de
carnes blancas, aporta proteínas que son de más alto valor biológico y apenas
tiene grasas saturadas, por lo que es un gran aliado para luchar contra el
colesterol. Además, frente a la carne roja, esta es mucho más fácil de digerir,
facilitando así las digestiones.
Hortalizas: estos
alimentos se relaciona con un menor riesgo de padecer enfermedades crónicas
como trastornos cardiovasculares o cáncer. Son en su mayoría ricos en agua,
vitaminas y minerales. Como ejemplo destacan los tomates, los pepinos, la
lechuga o los pimientos.
Verduras: además de
aportar múltiples vitaminas y minerales, contienen mucha fibra, que es
buenísima para regular el organismo y ayudar a sentir mayor saciedad.
No obstante, la pasta puede acompañarse de otros
ingredientes como frutas, queso, legumbres o encurtidos, por ejemplo.
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algunas recetas en:
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