A los
niños que viven en la calle, entre ratas y excrementos, abandonados, sin
ilusiones y llevados por la droga, les hemos dado el mejor regalo que se le
puede dar a un ser humano: les
hemos ayudado a redescubrir su vida y a hallar la paz interior y el amor en su
corazón. Esos niños me han enseñado la capacidad de luchar, la innovación, la creatividad...,
esa tenacidad que han
desarrollado para sobrevivir.
“Siempre hay luz al final del
túnel, si tienes el coraje de buscarla”,
“Ni tus peores enemigos te pueden hacer tanto
daño como tus propios
pensamientos”
“El verdadero amor es un arte divino que te libera, mientras que
el apego te encarcela y te hace sufrir”
“El favor más grande que podemos hacer no es
compartir nuestra riqueza, sino
ayudar a los demás a descubrir la suya”…,
“Ahora
voy a luchar por mis
sueños.”
“Yo hasta ahora estaba dormido.”
Ahora voy a hacer más por los demás.
Hay
que disfrutar cada instante, cada momento que la vida nos da. Mañana puede ser
demasiado tarde para comprender que pequeñas cosas, instantes de gestos
solidarios, podían ser los más grandes y quizás los hayas perdido...
La fuerza para emprender un empeño solidario la emana de tu propio
corazón, cuando cierras la ventana al exterior y miras a tu propio
corazón. Si no estás bien
adentro, no puedes dar a nadie. Primero has de estar bien contigo mismo, emanar paz y
alegría, para después poder dar. La rosa emana libremente su fragancia. De la misma
forma, nuestro corazón ha de emanar libremente el amor, el servicio, la
solidaridad… Todo ello sin esperar recibir nada a cambio.
He tenido la suerte de poder trabajar con los
grandes maestros en la India y Tíbet: Sathya Baba, Osho, Amma…, pero también en
el encuentro con cada ser humano, he extraído de él lo mejor que he podido. En realidad la verdad es sólo
una: El amor y la paz interior están en tu corazón, la felicidad no está fuera.
Hemos
venido al mundo con una misión: amar, perdonar y servir.
Hemos de amar sin
condicionamientos, porque cuando lo hacemos con condiciones, eso ya no
es amor; es apego, conflicto interno, ansiedad, frustración, o incluso celos.
Hemos de aprender a
perdonar, compartir y servir amorosamente…
“Ama y haz lo que quieras”
Efectivamente, cuando amas, perdonas y
sirves, puedes vivir el momento mágico en el que tu mente se aclara y tu
corazón rebosa de alegría. Tu Espíritu abre las alas y vuelas bien alto.
Entonces puedes comprender
cuál es tu misión y a qué has venido a este mundo: ser feliz gozando plenamente
el aquí y el ahora, disfrutando intensamente cada instante que la vida nos
proporciona.
Nuestro gran desafío es encontrar el amor en lo que
hacemos. Ama lo que
haces y haz lo que amas. Cuando amas lo que haces, disfrutas plenamente del presente, ya sea un
simple atardecer, la sonrisa de un niño, el abrazo de un anciano… Ahí
puedes encontrar el “nirvana”, la plena felicidad o como lo quieras llamar.
Seguiré sembrando ilusión y esperanza. Con la
escuela pretendo que la
gente sea más feliz de lo que ha sido hasta hoy, que encuentren el amor y la
paz en su corazón y la compartan con los demás.
La Madre Teresa de Calcuta era una mujer muy
dulce y muy tierna, con una capacidad
de servir muy grande.
Líder no es el que asciende. Ascender puede
hacerlo cualquier persona. Una vez que alcanza el poder, puede aplastar
conciencias y dañar. Puede robar, manipular y extorsionar. A nivel de grandes
líderes estas actitudes pueden ser gravemente perjudiciales para el conjunto de
la sociedad. El verdadero
líder es el que, cuando está ascendiendo, arrastra a otros en su ascenso,
inspira y motiva a éstos a que ayuden a otros. Por lo tanto no sólo
asciende, sino que trasciende y deja huella. El líder no puede ir, ni muy
adelante, ni muy atrás. Tiene
que ir con los suyos, mano a mano, corazón con corazón, inspirando y motivando
al otro en sus sueños. El líder dirá a quien le acompaña: “Sueña, ten ilusiones, da lo
mejor de ti..., pero siempre
con los pies en la tierra”. Ahí es donde está la fuerza.
Para trabajar en el servicio primero tienes
que ser, luego hacer y finalmente tener. Ser, hacer y tener, lo contrario es antinatural.
Normalmente es al revés: primero tengo, luego hago y luego soy. La gente se
vuelve loca por tener. La mayoría de los humanos malgastan su tiempo en buscar
tener. Desean impresionar
a los demás, ser alabados, reconocidos. Sin embargo no debiera ser así. Primero
soy, experimento la paz, el amor, luego hago y luego tengo.
La
vida es algo maravilloso llena de magia, aventura, innovación alegría y sin embargo puede pasar por al lado, sin enterarnos si nos volcamos
en el tener. Al final de los días nos preguntaremos por qué no disfruté, por qué no busqué nuevas
oportunidades, por qué no vencí mis miedos… Buscando impresionar, podemos olvidarnos de vivir.
“No sueñes cincuenta años, sueña
un mes, sueña un año a lo sumo…” Hay que ponerle alas a la imaginación y a la creatividad.
Ponle tren de aterrizaje a tus sueños. La clave es la acción inmediata. No podemos abrigar el
sueño de ayudar a mil. Podemos tener el sueño de ayudar a uno, pero es preciso ayudarle hoy, no
mañana. Si puedes
ayudar, no lo dejes para más tarde. Para aquella persona que has
decidido darle tu mano, tu cariño, tu comprensión, tu apoyo…, tú eres su mundo,
su universo, tú eres lo más importante.
La
espiritualidad no es necesariamente ir a la Iglesia, rezar el rosario o darse
golpes de pecho. Tampoco pasa forzosamente por viajar al Tíbet y asistir al
proceso de las cuarenta noches en silencio… Espiritualidad es cuando no hay
perturbación. Tú no le das a nada, ni nadie el poder de
perturbarte. Espiritualidad
es cuando no hay sufrimiento, no hay angustia interior. No es una meta, es un
camino. Estás en el espíritu, estás en el amor. No le das a nadie la
facultad de que te haga daño. No delegas. Mal físico te podrán hacer, pero no
emocional, ni espiritual.
La
espiritualidad te da la garantía de que si te caes o te duermes, te puedes
despertar nuevamente y regresar a tu zona de conciencia.
Si tú estás bien, si estás tranquilo, consciente, sereno…, puedes dar todo;
pero si tú das esperando recibir, ya no estás dando, estás prestando.
El
servicio es la consecuencia de la espiritualidad. Es el
final. En el silencio te autoevalúas, meditas, te observas, te liberas de las
cadenas que te amarran. Una vez que alcanzas un estado de conciencia superior,
entras en una paz interior y redescubres tu vida, encuentras el gran regalo que
se halla en tu corazón. Esa riqueza no es otra que el verdadero amor. Al hallar ese genuino amor, se
derrama.
El
servicio no se puede enseñar, no es de motivación. Emana del interior libremente,
no hay que forzarlo para nada.
Espiritualidad
y solidaridad son magia, son amor. Ambas están conectadas. A través de la
espiritualidad, nos conectamos con nuestra fuente, con nuestro corazón y de tu
corazón emana el amor, emana esa fragancia excelsa a todos los que nos rodean
que se llama solidaridad.
La
solidaridad es por lo tanto la fragancia sutil del amor.
Das sin esperar nada a cambio, al igual que una rosa suelta, emana una
fragancia y tú la hueles, la sientes, pero no la ves. Si no hay amor, si no hay paz en nuestro corazón,
no hay servicio, no estamos dando.
El
verdadero amor no puede ser causa de sufrimiento. Si
tienes dolor o angustias estás en el estado de inconsciencia del ego.
“Te amo, pero soy feliz sin ti”
es el último libro de desarrollo personal. Escribí este libro porque nos han
programado para depositar
nuestra felicidad en el exterior: Cuando tú depositas tu felicidad en el
exterior, en un ser humano, si ese ser humano se muere, te abandona, te es
infiel, o no hace lo que tú esperas que ella haga; o bien pierdes la fuente de
tu poder material, ya sea tu dinero, tu prestigio, tu reputación…, eliges
inconscientemente sufrir. Nos
han programado para depender, para ser dependientes emocionales, afectivos,
materiales y depositar la felicidad en ese exterior. Por eso sufrimos, nos
desgastamos y entramos en una depresión que a veces puede ser bien salvaje.
¡Claro
que podemos ser felices lejos de la persona amada. No necesitamos nada, ni a nadie
para ser feliz. Nos han educado para ser vampiros emocionales: “¡Sin ti me corto las
venas!”, “¡Sin ti la vida no tiene sentido!” “¡Si te vas me muero!” Nuestros
boleros, nuestros tangos no salen de esos sentimientos: “¡Tú eres todo para
mí!”, “¡Sin ti no puedo vivir!”… Pero todo eso es basura. Por eso sufrimos. Nos
volvieron dependientes. Tenemos desde pequeñitos miedo a la soledad.
La
gente se está dando cuenta de que hay que luchar, que merece la pena trabajar
por los demás. La gente se está dando cuenta de que no estaba todo perdido, de que hay
esperanza, de que hay amor. La crisis está proporcionando una
oportunidad de evolucionar. Poco a poco se va creando e irradiando una
conciencia colectiva.
“Me encantó ver en el Foro a la gente
dispuesta a luchar por sus sueños. Un corazón que se toque, es un amor que se transforma. Disfruté
observando la cantidad de corazones que se fueron abriendo y comenzaron
nuevamente a luchar por sus sueños”.
¡Nunca,
nunca jamás dejen de luchar! ¡Que le pongan alas a esa imaginación y a esa
creatividad y tren de aterrizaje a esos sueños, y volarán tan alto que el Cielo
se hará pequeño para Uds!
UN MENSAJE DE JAIME JARAMILLO PAPAJAIME PARA TODA LA HUMANIDAD
Queridos amigos,
Desde mi corazón lleno de amor, deseo compartir con ustedes un mensaje de esperanza y compasión. El mundo está lleno de desafíos, pero también de oportunidades para sembrar semillas de cambio positivo en nuestras comunidades.
Es fundamental que cada uno de nosotros recuerde su poder de transformar vidas a través de la solidaridad y el servicio a los demás. Ayudar a aquellos que más lo necesitan es un acto de amor que no solo impacta a los demás, sino que nos transforma a nosotros mismos.
Desde lo más profundo de mi corazón, quiero compartir con ustedes un mensaje de paz, armonía, amor y esperanza.
Vivimos en un mundo lleno de desafíos y oportunidades. Cada día enfrentamos dificultades, pero también tenemos la posibilidad de crear un futuro mejor para nosotros mismos y para las generaciones venideras.
La clave para construir un mundo mejor está en el amor. El amor es la fuerza más poderosa que existe en el universo. Es capaz de transformar corazones, unir personas y crear un mundo más compasivo y armonioso.
Todos tenemos la capacidad de amar y ser amados. No importa nuestra raza, religión, género o condición social. Todos merecemos ser amados y felices.
El amor empieza en nosotros mismos. Para poder amar a los demás, primero debemos aprender a amarnos a nosotros mismos. Debemos aceptarnos con nuestras virtudes y defectos, con nuestras luces y sombras.
El amor también se expresa en nuestras acciones. No basta con sentir amor, debemos demostrarlo con nuestras acciones. Debemos ser amables, compasivos, serviciales y tolerantes con los demás.
El amor es contagioso. Cuando amamos a los demás, inspiramos a otros a amar también. De esta manera, podemos crear una cadena de amor que puede transformar el mundo.
Juntos, podemos construir un mundo más amoroso, más pacífico y más justo. Un mundo donde todos seamos tratados con respeto y dignidad. Un mundo donde reine la paz, la armonía y la felicidad.
Les invito a unirse a mí en esta misión de amor. Abran sus corazones al amor, compártanlo con los demás y juntos, hagamos del mundo un lugar mejor.
Invito a todos a mirar más allá de nuestras propias necesidades y a extender la mano a quienes atraviesan momentos difíciles. Juntos, podemos construir un mundo más justo y equitativo, donde cada ser humano tenga la oportunidad de vivir con dignidad.
Que el amor sea nuestra guía y la compasión nuestra fuerza. Sigamos adelante, inspirados por el deseo de hacer del mundo un lugar mejor para todos.
Con gratitud y cariño,
Jaime Jaramillo, "Papá Jaime"
wuao que excelente
ResponderBorrarMe parece muy ineresante sus conferencias ..Gracias a Dios tube el gusto de conocerlo en persona en Quito muy muy lindo escucharlo ....bendiciones
ResponderBorrarQue maravilloso dejamos
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