¿Crees
que reflexionas sobre cualquier cosa más que los demás? ¿Te preocupas por los
sentimientos de otras personas? ¿Te gustan los ambientes más tranquilos, menos
caóticos? Si te sientes identificado con lo anterior, puede que seas una
persona muy sensible. Estos
rasgos de personalidad son relativamente comunes; una de cada cinco personas los
posee. Aron, que ha escrito múltiples artículos y libros sobre la
sensibilidad, entre ellos The Highly Sensitive Person (en español, El don de la
sensibilidad), también desarrolló un test para ayudar a determinar si eres una
persona altamente sensible.
Si bien es cierto que ha aumentado el interés por la
introversión, debido, especialmente, a las publicaciones sobre el tema, como el
libro de Susan Cain Quiet, en español, El poder de los introvertidos, y que ahora somos más
conscientes de estos rasgos de personalidad, Aron también destaca que la gente
altamente sensible sigue considerándose una “minoría”.
Pero “minoría” no es sinónimo de malo. De hecho, ser
altamente sensible tiene numerosas características positivas. Aquí tienes
algunas de las cualidades que comparte la gente altamente sensible.
1.
Sienten con mayor intensidad.
“Les gusta procesar las cosas a un nivel más profundo”,
“Son muy intuitivos, y llegan hasta el fondo de las cosas para llegar a
descubrirlo todo”.
2.
Son más reactivos emocionalmente.
La gente más sensible reacciona más frente a cualquier
situación. Por ejemplo, mostrarán más empatía y preocupación por los problemas
de un amigo. También suelen preocuparse más por la reacción de otra persona
ante a un suceso negativo.
3.
Probablemente estén acostumbrados a oír:
“No te lo tomes de forma personal” o “¿Por qué eres tan
sensible?” Dependiendo de la cultura, la sensibilidad se puede considerar un
valor añadido o, por el contrario, algo negativo, nos cuenta Zeff. En algunas
de sus investigaciones, Zeff afirma que, en Norteamérica, la gente se burla con
frecuencia de los hombres altamente sensibles (tal y como reconocieron los
entrevistados), mientras que en otros países como Tailandia e India, los
hombres sensibles no suelen ser objeto de burla, según afirmaron en las
entrevistas. “Por lo tanto, tiene mucho que ver con la cultura; en algunas
sociedades, que te digan ‘¡Qué sensible eres!’ puede ser algo bueno”, explica.
4.
Prefieren hacer ejercicio solos.
La gente altamente sensible tiende a evitar los deportes
de equipo, en los que parece que todo el mundo está observando tus movimientos,
argumenta Zeff. En su estudio, la mayoría de las personas sensibles a las que
entrevistó prefería deportes individuales, como hacer bicicleta o senderismo y
salir a correr. Sin embargo, esto no siempre se cumple; también hay gente
altamente sensible que, gracias a la comprensión y al apoyo de su familia,
tiene más facilidad para participar en deportes de grupo.
5.
Les cuesta más tomar decisiones.
Las personas altamente sensibles son más conscientes de
las sutilezas y de los detalles que dificultan la toma de decisiones, asegura
Aron. Aunque no haya una decisión “acertada” o “equivocada” (por ejemplo, a la
hora de elegir el sabor de un helado), las personas más sensibles tienden a
tardar más en decidirse, puesto que sopesan cualquier consecuencia posible.
Como aconsejaba Aron en su Comfort Zone Newsletter, “tómate todo el tiempo que
la situación te permita y, si es posible, pide más tiempo si lo necesitas”.
“Cuando tengas que decidirte, piensa por unos momentos (un minuto, una hora, un
día, una semana) que ya has tomado una decisión concreta. ¿Qué te parece? A
menudo, desde fuera, la decisión adquiere otras dimensiones, y te da la
posibilidad de ver tu caso con más claridad”, sugiere. Por otra parte, cuando
una persona altamente sensible llega a la conclusión de cuál es la decisión
adecuada y cuál no en una situación determinada, llevará a cabo con rapidez esa
misma decisión en ocasiones futuras.
6.
Se sienten más decepcionados que los demás al tomar una decisión “equivocada”.
¿Has experimentado alguna vez ese sentimiento
desagradable al descubrir que has tomado una decisión errónea? En el caso de
las personas altamente sensibles, “esa sensación se amplifica, pues su reactividad emocional es más alta”,
explica Aron.
7.
Son muy muy observadores.
Las personas altamente sensibles son las primeras en
darse cuenta de los detalles de una habitación, de los zapatos que estrenas, o
de los cambios del tiempo.
8.
No todas las personas sensibles son introvertidas.
De hecho, según Aron, alrededor de un 30% de las personas altamente sensibles
son extrovertidas. La especialista asegura que muchas veces, las
personas sensibles y extrovertidas han crecido en una comunidad estrechamente
unida (puede que vivieran en un barrio residencial, en un pueblo pequeño, o que
tuvieran mucha relación con sus familiares), por lo que les resulta más fácil
interactuar con la gente.
9.
Trabajan bien en ambientes de equipo.
Ya que las personas altamente sensibles les dan muchas
vueltas a las cosas, trabajan muy bien en equipo, explica Aron. No obstante,
son más adecuadas para puestos en los que no tienen que tomar una decisión
final. Por ejemplo, si una persona sensible forma parte de un equipo médico,
será buena analizando los pros y los contras que implica la operación de un
paciente, pero es preferible que sea otra persona la encargada de decidir si
ese paciente debe operarse o no.
10.
Son más propensos a la ansiedad o la depresión (pero solo si han vivido
experiencias negativas en el pasado).
“Si has experimentado momentos malos en tu vida, sobre
todo de pequeño (falta de seguridad en casa o en la escuela), tu sistema
nervioso está activado para sentir ansiedad”, explica Aron. Pero esto no quiere
decir que todas las personas altamente sensibles vayan a tener ansiedad; de
hecho, un entorno comprensivo es una buena medida de protección frente a la
ansiedad. Los padres de niños altamente sensibles tienen que “asumir que sus
hijos son estupendos, pero que hay que saber cómo tratarlos”, afirma Aron. “No debes pecar por exceso de
protección, pero tampoco por defecto. Tienes que valorarlos de tal manera que,
desde jóvenes, tengan confianza en sí mismos y sepan que pueden hacer bien las
cosas”.
11.
Los sonidos desagradables pueden ser bastante más molestos para una persona
altamente sensible.
Si bien es cierto que, en general, a casi nadie le gustan los ruidos molestos,
las personas altamente sensibles son aún más sensibles al caos y al ruido.
Esto se debe a que tienden a sentir más fatiga o estimulación por un alto nivel
de actividad, cuenta Aron.
12.
Las películas violentas son las peores.
Puesto que las personas altamente sensibles son más
propensas a la empatía y a la sobrestimulación, las películas violentas o de
miedo no les van mucho, afirma Aron.
13.
Lloran con más facilidad.
Esta es la razón por la que es importante no avergonzar a
las personas sensibles por su condición, explica Zeff. Si sus amigos y su
familia se dan cuenta de que esa es su forma de ser, y la aceptan, no verán el “llanto fácil” como
algo de lo que deban avergonzarse.
14.
Son muy educados.
Las personas altamente sensibles son muy cuidadosas,
asegura Aron. Por ello, suelen mostrarse más consideradas con la gente y tienen
muy buenos modales. También tienden a darse cuenta antes de que alguien no se
está comportando bien. Por ejemplo, las personas más sensibles son más
conscientes de dónde han dejado su carrito de la compra, no por temor a que
alguien se lo robe, sino porque no quieren molestar a nadie al bloquearle el
paso.
15.
Son más sensibles a las críticas.
Las personas altamente sensibles reaccionan a las críticas de forma más intensa.
Como consecuencia, a veces emplean algunas tácticas para evitar las críticas,
como por ejemplo, tratar de agradar siempre a la gente, criticarse a sí mismos,
o evitar mostrar el origen de las críticas, de acuerdo con Aron.
“Si alguien te dice algo negativo, tú puedes responder
que te da igual, y nadie se sentirá ofendido. Pero, si se tratara de una
personas altamente sensible, se lo tomaría muy a pecho”.
16.
Un cubículo cerrado, bien. Oficinas abiertas, mal.
Al igual que prefieren hacer ejercicio solas, las
personas sensibles también prefieren trabajar en un entorno individual. Zeff explica que a muchas personas
sensibles les gusta trabajar desde casa o ser autónomos, porque así
pueden controlar los estímulos de su lugar de trabajo. Según Zeff, los que no
tienen el lujo de poder elaborar sus propios horarios de trabajo flexibles,
prefieren trabajar en espacios pequeños y cerrados, donde tienen más privacidad
y menos ruido.
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