Identificar
los mejores atributos para seducir y aprender a lucirlos de manera apropiada.
Inevitablemente tenemos características de imagen y de personalidad que podemos
explotar para conquistar a la persona deseada. Para seducir no es necesario ser
el varón o la mujer más bellos, sino saber aprovechar al máximo nuestras
potencialidades.
La seducción es siempre “a medida”. Cada persona tiene su
singularidad y por lo tanto las estrategias que utilizamos deben contemplar sus
características y su situación
particular.
Claves
de la seducción:
Mantener
el misterio. Ciertas dosis de misterio y ambigüedad dejan al otro
pensando y en definitiva ése es uno de los objetivos de la seducción: ubicarnos
en su mente.
Manejar
las ansiedades. Si nos mostramos muy fácilmente accesibles y además
“atosigamos” con nuestras necesidades afectivas, la otra persona se siente
asfixiada y no nos valora como queremos.
Mostrar
aspectos frágiles. La excesiva seguridad y la soberbia producen rechazo.
Por lo tanto, es importante mostrar defectos que no estén valorados de manera
negativa en nuestra sociedad y reírnos de ellos, lo cual además denota
autoestima alta y seguridad.
Sorprender
es seducir. Creamos la sensación de que en cualquier momento haremos
algo impensado, rompiendo con las rutinas y lo previsible.
El
otro es especial. Siempre nos seduce de alguien sentirnos especiales a
su lado y ser tratados como reyes o reinas.
Aprender
a leer y enviar sutiles señales corporales de atracción. Son aquellos
mensajes (transmitidos generalmente mediante el lenguaje del cuerpo) que
muestran nuestro interés por el otro y viceversa. Utilizar roces “casuales” nos
sirve para conocer sus intenciones, manifestar las propias y seguir avanzando.
Utilizar
los recursos básicos de la seducción como la mirada, la sonrisa y la voz.
La mejor mirada es la que transmite algunas intenciones, aunque dejando cierto
manto de misterio. La sonrisa puede variar, pero siempre resulta llamativa y
atractiva. La voz sensual “acaricia” los oídos y puede ser por sí sola un
estímulo poderoso.
Sedúcete.
Si nos sentimos a gusto con nuestra propia imagen y con nuestra personalidad,
actuamos con actitud positiva y eso se verá reflejado en el momento de seducir.
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