Padre de amor, Padre de la luz, padre de bondad, quiero
confiar en ti y entregarte
mis afanes.
¿En
quién sino en ti puedo confiar y creer que, pase lo que pase, seré capaz de
salir airoso?
En los tiempos angustiosos mi fe decae, pero tú nunca me dejas y algún día la tempestad se calma.
Dame,
Padre una fe indeclinable, un amor generoso, y una esperanza activa y recia.
Ayúdame a perdonar y perdonarme de modo que mis energías no se pierdan en el odio o la culpa.
Dame, Padre bendito, la absoluta certeza de que siempre puedo ir más allá de las dudas.
Miro el río que corre hacia la mar y siento que a tu lado puedo fluir con su misma libertad.
Miro el cielo en la noche oscura y cada estrella me dice que tu luz domina las tinieblas y me guía a un luminoso amanecer.
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