Tolstoi quedó huérfano de madre a los
dos años y su padre murió cuando él tenía solo nueve años.
Su juventud fue desordenada, y su edad
madura mística y enfocada en el cambio social contra la miseria.
Su fe
era fuerte, no encajaba en la rígida y acomodada estructura eclesial rusa y fue
excomulgado por sus críticas.
Influyó
en Gandhi porque, apoyado en las enseñanzas de Jesús, creía en el poder de la
no violencia activa.
Grandes novelas suyas como Ana Karenina
eran realistas y sabia caracterizar a sus personajes del mejor modo.
Los
últimos años de su vida vivía como un asceta, cercano a los pobres, y trabajaba
como zapatero.
Un recuerdo de eso se ve en su hermoso
cuento sobre el zapatero Martín Avdieitch. Búscalo y disfrútalo.
Es un
precioso relato que refleja la fe de Tolstoi y su sensibilidad con los seres
que sufren tantas carencias. Algo para imitar.
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