Ojos
protegidos del sol
La sobreexposición solar no sólo puede causar estragos en
tu piel. Los ojos también son vulnerables a ella. Y hay que tener cuidado,
porque el daño ocular producido por los rayos ultravioleta (UV) es acumulativo
y permanente. Puede ser de efecto inmediato, como la queratoconjuntivitis y las
quemaduras corneales y de retina, o a largo plazo, como “enfermedades de la
superficie ocular como el pterigio, las pinguéculas, el envejecimiento
prematuro del cristalino, las cataratas; también aumenta el porcentaje de
degeneración macular y de tumores intraoculares”, explica la oftalmóloga
Constanza Pedraza, de la Clínica Ruber (Madrid). Por eso, ¡aprende a proteger
tus ojos en verano!
La
exposición solar en las horas centrales del día (desde las 12 hasta las 16
horas) es la más peligrosa para la piel, pero no para la vista, ya que aunque
el sol se encuentra en su punto más alto los ojos están más protegidos por la
sombra de los párpados. Sin embargo, has de extremar tu precaución al
amanecer y al atardecer, puesto que en ese momento el sol está más bajo y sus
rayos inciden de manera directa sobre los ojos. Y lo mismo sucede con los días
nublados, de nubes altas: en ellos el índice de UV sólo se atenúa ligeramente
(de 1 a 0,9). Sólo la lluvia, la niebla y las nubes bajas reducen
significativamente la exposición a los UV.
“Los ojos son especialmente
vulnerables porque no los podemos proteger con cremas, ropa o viseras, por lo
que necesitamos unas buenas gafas de sol”,. ¿Qué gafas de sol aconsejan
los expertos?
Sigue estas pautas a la hora de elegirlas:
Siempre, homologadas y que
proporcionen más del 95 % de protección UV. Pero no sólo te ayudan a
eso: los filtros protectores que incorporan los cristales de las gafas de sol
reducen la fatiga ocular y mejoran la percepción visual.
¿De qué color ha
de ser el cristal? Aunque las gafas oscuras suelen ofrecer mejor protección, no
se trata de una norma cierta en todos los casos. El color de la lente debe bloquear el 80 % de la luz
transmisible (la que puede filtrarse a través de ella), pero no más del
90 %, o tendrás dificultades para ver. Colores como el gris, el ámbar, el
marrón y el verde son buenas alternativas. ¿Las de espejo, ahora tan de moda,
protegen bien? “Este tipo de cristales es perfecto para practicar deportes al
aire libre o para pasar largas jornadas en la playa o en la montaña, que es
cuando la luz del sol resulta más nociva para los ojos”, dice Pedraza.
Asegúrate
de que protegen tus ojos desde todos los ángulos. Elige gafas de sol que
los envuelvan por completo, para evitar que la luz entre por los lados (en su
defecto, usa a la vez un sombrero que bloquee el sol por encima).
Si
usas lentillas, protégete también con unas gafas de sol. De este modo,
previenes el efecto de ojo seco que suelen sufrir quienes usan lentes de
contacto (el viento cálido del verano aumenta la incidencia de este problema).
“Hay que tener cuidado: el color
de las gafas no es sinónimo de filtro ultravioleta. Las gafas se deben
comprar en sitios especializados en salud visual, donde certifiquen su calidad
y nos asesoren expertos. Y deben tener filtros que bloqueen el 100 % de la
dañina radiación UVA y UVB. Y ojo, las nubes no son un filtro; por eso, es
importante adaptar la protección visual según cada estación”.
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