1.
No se puede vivir del rencor. Solo el amor libera y construye.
2. El odio no tiene la última palabra, el amor es más
fuerte que la muerte y la violencia.
3.
Transformar el dolor en fuente de vida y resurrección, para que junto a él y
con él aprendamos la fuerza del perdón, la grandeza del amor.
4. No hay que dejar que el odio, la venganza o el dolor
se apoderen de nuestro corazón.
5.
El amor y la verdad se encontrarán y así la justicia y la paz se abrazarán.
6. La violencia engendra más violencia, el odio más odio,
y la muerte más muerte. Tenemos que romper esa cadena que se presenta como
ineludible, y eso sólo es
posible con el perdón y la reconciliación.
7. Es posible comenzar de nuevo y alumbrar una Colombia
nueva.
8.
Las heridas del corazón son más profundas y difíciles de curar que las del
cuerpo. Así es. Y lo que es más importante, te has dado cuenta de que no
se puede vivir del rencor, de que sólo el amor libera y construye.
9. Todos, al final, de un modo u otro, también somos
víctimas, inocentes o culpables, pero todos víctimas.
10.
Hay esperanza para quien hizo el mal; no todo está perdido. Es cierto que en
esa regeneración moral y espiritual del victimario la justicia tiene que
cumplirse.
11. Se debe contribuir positivamente a sanar esta
sociedad que ha sido lacerada por la violencia.
12.
Es difícil aceptar el cambio de quienes apelaron a la violencia cruel para
promover sus fines. Es un reto para cada uno de nosotros confiar en que
se pueda dar un paso adelante por parte de aquellos que infligieron sufrimiento
a comunidades y a un país entero.
13. En este enorme campo que es Colombia todavía hay
espacio para la cizaña. Ustedes estén atentos a los frutos, cuiden el trigo y
no pierdan la paz por la cizaña
14.
Es indispensable asumir la verdad. Es un desafío grande pero necesario.
La verdad es una compañera inseparable de la justicia y de la misericordia.
15. La verdad no debe conducir a la venganza, sino más
bien a la reconciliación y al perdón. Verdad es contar a las familias desgarradas por el dolor
lo que ha ocurrido con sus parientes desaparecidos. Verdad es confesar qué pasó
con los menores de edad reclutados por los actores violentos. Verdad es
reconocer el dolor de las mujeres víctimas de violencia y de abusos.
16. Colombia debe abrir el corazón de su pueblo y déjese
reconciliar. No teman a la verdad ni a la justicia.
17.
No tengan temor a pedir y a ofrecer el perdón. No se resistan a la
reconciliación para acercarse, reencontrarse como hermanos y superar las
enemistades.
18. Es hora de sanar heridas, de tender puentes, de limar
diferencias.
19. Desactiven los odios, renunciar a las venganzas y abrirse
a la convivencia basada en la justicia, en la verdad y en la creación de una
verdadera cultura del encuentro fraterno.
20.
Sean constructores de paz, que allá donde haya odio y resentimiento, pongan
amor y misericordia.
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