“Estamos
bien, en el refugio, los 33”. Estas palabras escritas en un pequeño trozo de papel desataron la
euforia en Chile y devolvieron la esperanza a los familiares de los 33 mineros
atrapados desde hacía 17 días en la mina de cobre San José, en pleno corazón
del desierto de Atacama. La escueta misiva llegó al exterior en una
sonda enviada por los mineros, atrapados a 700 metros de profundidad, a través
de uno de los conductos, que ahora sirven de comunicación y el envío de
alimentos y medicinas entre los mineros y el equipo de rescate.
En el exterior de la mina, al conocer la buena noticia de que los
mineros estaban vivos, un equipo liderado por el ingeniero Andrés
Sougarret -con la ayuda de expertos en psicología, sociología, ingeniería,
nutrición y la misma NASA, dado que la situación de aislamiento se asemeja a la de los astronautas-
se afanaba en encontrar la mejor alternativa para llegar a la galería de apenas 30 metros cuadrados.
En un principio se estimó que se necesitarían cuatro meses para el rescate,
pero ahora el Gobierno cree que podría sacar a los primeros mineros en octubre,
gracias a una tuneladora gigante lista para perforar la superficie terrestre.
En
el interior, las imágenes grabadas por los propios mineros han puesto de
manifiesto las condiciones extremas que han tenido y tendrán que soportar hasta
que se materialice el rescate: hasta 35 grados de temperatura, humedad
ambiental del 90% y racionamiento de alimentos. Pero, sobre todo, ha quedado patente el grado de
organización de los mineros. Desde el momento del accidente, han sido
ellos quienes han
distribuido el refugio en zonas de enfermería, juego, comida y dormitorio,
así como el liderazgo que algunos han asumido para sobrevivir. Por ejemplo, el
jefe de turno Luis Urzúa Iribarren se ha encargado desde el principio de distribuir los
roles entre los mineros. Otro de ellos, Mario Sepúlveda, de recibir y manipular las
cápsulas de alimentación y medicamentos que llegan del exterior. Víctor
Segovia, de escribir todo
lo que ha acontecido en el refugio desde el primer día del desastre, el
5 de agosto. Estas habilidades de organización y liderazgo serán cruciales el
tiempo que dure su encierro y
durante la puesta en marcha y conclusión de su propio rescate. Los
expertos estiman que los mineros tendrán que remover hasta 4.000 toneladas de roca y tendrán
que organizarse en turnos de 24 horas, separados en distintas cuadrillas.
Una experiencia que, sin duda, será estudiada en las
escuelas de negocios de todo el mundo
¿cuáles han sido las claves para que el grupo
sobreviviera sin saber si los daban por muertos?
Francisco Javier Garrido: Las claves que surgen para la supervivencia en una
experiencia límite como ésta y para un grupo de profesionales heterogéneos,
como los que dan vida a esta dramática situación, se pueden resumir en tres
conceptos, que a su vez se pueden aplicar en el mundo empresarial. En
primer término, la
experiencia de quienes componen el grupo humano, que ha sido vital para
la correcta lectura del contexto en que se encuentran, así como de las
posibilidades reales de ser rescatados. Esto ha sido fundamental para que el
grupo humano se haya cohesionado frente a una posibilidad de esperanza de vida. En seguida se desprende que el liderazgo de quien
es reconocido como el minero de mayor rango o antigüedad en las labores
mineras, ha sido fundamental para cohesionar al equipo humano, generar
confianza en la posibilidad de salir con vida (hecho que el grupo valida cuando
las señales de búsqueda se han dejado sentir bajo los 700 metros), así como en
la asignación de tareas y racionamiento sistemático de los alimentos.
Hay que destacar que los componentes de experiencia y
liderazgo son claros en este caso, y debemos tomar nota de la definición del jefe de grupo
en términos de guía espiritual del grupo: surge con fuerza la presencia
de lo que los griegos llamaban la “sabiduría del general” (srtategike Sophia o
strategon Sophia), esa condición que asignamos a quien reconoce y es capaz de leer los códigos del
campo de trabajo en que nos encontramos y, a su vez, arribar a las
mejores decisiones posibles para el grupo, que le entrega en sus manos el
mandato para un mejor futuro posible, tal como ocurre en el campo de batalla o en el mundo
empresarial, con los bien experimentados gerentes.
¿Cree que en situaciones como éstas es donde surge con
más claridad la importancia del liderazgo y del líder?
Garrido: En efecto, estos 33 hombres han dado una lección no solo de
entereza, sino de orden y alineación. Ha aflorado un líder espiritual,
Luis Urzúa, que se ha encargado de mantener al grupo cohesionado y con el ánimo
en alto. Mientras, el resto de los mineros han contribuido en su justamedida a
las labores técnicas, mediante el intercambio de información con el grupo de
rescate en el exterior, y de supervivencia, con el racionamiento de alimentos y
atención especial a aquellos mineros que se encuentran en condiciones de salud más precarias o con
cuadros de depresión. Por cierto, es en las crisis donde las condiciones
de liderazgo se prueban con mayor claridad en la figura de quienes la ejercen,
ya sea porque formalmente han
sido escogidos para su ejecución (como ocurre normalmente en las
organizaciones), o bien sea producto de los naturales efectos del azar y las
circunstancias.
¿Qué características o capacidades tiene que tener un
líder en una situación como la que están viviendo?
Garrido: El líder de un equipo bajo condiciones adversas y en un contexto de
crisis como ésta, debe antes que todo contar con la validación de sus
capacidades (experiencia y formación) por parte del equipo, evidenciando su
capacidad de asumir el liderazgo más allá de su autoridad formal. Una
vez que su voz ha sido validada por sus iguales, este líder deberá demostrar su
verdadera sabiduría estratégica en la puesta en servicio de la supervivencia
del grupo, a través de
habilidades y capacidades como:
Capacidad
de análisis: el líder debió descomponer las condiciones y opciones de
escenarios a los que se enfrentaban, seleccionando aquellas rutas viables de
supervivencia del equipo humano en su totalidad, esto es, siendo hábil para
reconocer las fortalezas y debilidades de cada uno.
Superar
las respuestas elementales: debió demostrar al equipo sus condiciones de
conocedor profundo de la realidad en que se encontraban, para permitir la
delegación de confianza que le entrega el equipo, y a partir de sus respuestas
ante lo que no resulta evidente. Por ejemplo, ante los actos de racionamiento o
de superación de las naturales angustias e incertidumbres que surgen en el
grupo.
Imputar
esfuerzos en función de los objetivos: el líder actúa buscando el
beneficio colectivo, sin ahogarse en perfeccionismos que pudieran mermar los
heterogéneos aportes del equipo. El sabe que debe destinar tiempos de expresión
al ocio y al trabajo, entregando tareas multidisciplinarias que mantengan al
equipo ocupado y focalizado en un logro que no es tan evidente, pero que es la
mezcla perfecta de supervivencia y esperanza.
Saber
trabajar en equipo: aún cuando hay momentos en que el equipo debe ser
solo espectador de sus decisiones (esto es propio de las decisiones
estratégicas), el líder sabe que debe desarrollar un trabajo colaborativo, que
permita que emerjan opiniones, experiencias e intuiciones que sumen fuerzas.
Ello se suma a su flexibilidad y apertura, puesto que las expresiones de
rigidez no tienen buen diagnóstico en circunstancias de estrés como las que
señalamos.
Coherencia
ética o integridad: el líder de este equipo debe ser capaz de mostrar
integridad en su toma de decisiones, de manera que mantenga cohesionada la
moral de sus compañeros y actúe como modelo de conducta ante ellos.
Capacidad
de comunicación: normalmente recuerdo a mis alumnos de MBA que entre las
habilidades centrales de un estratega y líder de un equipo, la de comunicar o
transmitir motivaciones y objetivos ajustados a cada auditorio son de las más
relevantes. Esto porque un plan de trabajo o una búsqueda de objetivos de
interés colectivo requiere de una necesaria claridad en el mensaje, así como de
la necesaria atención sobre el feedback, y mejor aún si sumamos a esto una
cierta dosis persuasiva.
¿Son capacidades similares a las que tiene un líder en el
mundo empresarial?
Garrido: Claramente. Estas cualidades han sido reiteradas en los más de dos
mil años de historia de la humanidad, siendo transversales a los grandes
generales en el campo de batalla, a los equipos humanos en
circunstancias adversas y al mundo de las empresas y organizaciones modernas,
en las que sin duda podremos aplicar mucho de lo documentado en este caso, para
motivar conductas de superación y trabajo en equipo.
¿Cuál cree que tiene que ser el mensaje que este líder
tiene que comunicar dentro de la mina?
Garrido: Sabemos que el mensaje inicial ha sido de cohesión. En esta
situación, juega un papel fundamental los vínculos personales y las relaciones, la motivación y la
focalización del grupo en torno al objetivo del rescate, en todo momento. El
líder tiene que ser capaz
de cohesionar las fuerzas colectivas para mostrar un “futuro posible”,
tiene que ser capaz de explicar que las posibilidades de un potencial y exitoso
rescate es una realidad cercana, convenciendo al grupo en la necesidad de
mantenerse unidos y actuar juntos en función de este objetivo. Justamente, ésta
es la esencia de la estrategia: a partir de una idea, explicar, comunicar y
motivar al equipo para terminar actuando en post de una meta, que supone un
beneficio mayor para todo el grupo. Es vital que esta voz del líder fluya, como
debería ser hoy en el mundo empresarial. Comentábamos los participantes de una
conferencia para directivos en el IESE, que “una estrategia no comunicada, es como una bella
partitura no interpretada”, vale decir, estas ideas de “futuro posible”, no
tienen valor si no se comunican eficazmente. En palabras del gurú del
management David Norton: “la
estrategia debe ser la tarea de todos y la forma de lograrlo es comunicándole a
la gente cómo es y cuál puede ser su aporte”. Y ello es esencial para
comprender la tremenda presión que tiene un líder en las circunstancias de los
33 bajo tierra. El mensaje debe ser permanente, motivador y sustentable de las
relaciones de supervivencia mutua. En su calidad de motivador del equipo, el
líder debe equilibrar los siguientes elementos que son “El alma del estratega”.
Información:
lo que ha ocurrido, lo que nos ocurre ahora y lo que nos ocurrirá en el
futuro, a instancias de un “rescate en desarrollo”.
Evaluación:
un acto de comprensión, aceptación y/o rechazo del plan de trabajo para el
logro colectivo (siendo capaz de aceptar y descartar ideas sin disminuir la
participación y motivación).
Vínculo:
el líder mantiene el mensaje de coherencia en el tipo de relaciones que tiene
el grupo humano. La mantención de la supervivencia colectiva requiere de un
liderazgo claro que permita que todos se expresen, sin alentar la presencia de
nuevos liderazgos que potencien expresiones de quiebre de objetivos.
Orden:
se evidencia una adecuada comunicación de roles y estatus, o bien, de
jerarquías y funciones específicas que cada uno de los mineros cumple en su
jornada diaria.
Cargos
clave: el mensaje debe considerar una comunicación específica para los
talentos clave de la organización. En el caso de estos profesionales de la
minería, ha sido patente la selección jerárquica de quienes se han comunicado
con las autoridades en la superficie.
¿Y de fuera de la mina cuál tiene que ser el mensaje y
cuál es la mejor forma de comunicarlo, a través de un solo interlocutor, con la
participación de la familia…?
Garrido: La comunicación de los voceros técnicos del gobierno ha sido adecuada,
en todo momento conteniendo tanto el afán de un exitoso rescate, como también
la desmotivación o desesperanza, lo cual llevaría a entregar un mensaje erróneo
a los 33 bajo tierra. La experiencia de comunicación con las familias ha
sido mediada por las autoridades de minería y salud, quienes en compañía de un
equipo de expertos nacionales e internacionales, han podido enterarse del
estado de los mineros con cada uno de los mensajes que han llegado a la
superficie. Esto permite ir tomando oportunamente las acciones de salud mental
y física que se requieren en el momento. Aunque el grupo humano enterrado bajo
tierra cuenta con cierta experiencia a partir de la dura labor minera que
desempeña a diario, aún debe resistir dos meses a las adversas condiciones,
bajo promesa de rescate.
¿Cree que existe un paralelismo entre el caso de los 33
mineros chilenos y el accidente aéreo de 1972 en la Cordillera de los Andes? En
aquella ocasión, un avión uruguayo con rumbo a Chile se estrelló con 45
pasajeros a bordo. Tras 72 días en las montañas, solo sobrevivieron 16.
Garrido: Las similitudes pueden estar dados en las duras y extremas condiciones
que se han debido enfrentar en cada momento y en su mérito, cada persona
involucrada en los hechos, sea en lo alto de la Cordillera de los Andes y sus
bajas temperaturas, o en el refugio con 35 grados bajo tierra, como es el actual
caso. No obstante, pienso que en este caso las posibilidades de conexión con la
superficie que se han desplegado las últimas dos semanas marcan una gran
diferencia, puesto que los niveles de incertidumbre y aislamiento tienden a
decrecer, sin mencionar que el grupo no ha debido sufrir la muerte de alguno de
sus componentes, como sí ocurrió en el caso del accidente del avión uruguayo.
El rescate de los mineros podría ser muy largo. ¿Qué
lecciones se podrían extraer de situaciones extremas como la anterior para
poder sobrevivir?
Garrido: La primera lección para el mundo empresarial es que se debe actuar con
flexibilidad en el logro de los objetivos. Los equipos directivos de
mayor éxito probable son compuestos de modo heterogéneo y su heterogeneidad
(idea de diversidad cognitiva) aumenta la probabilidad de impulsos creativos y
diversos, la flexibilidad adaptativa en el equipo es condición necesaria para
el logro de los objetivos de supervivencia (condición esencial del estratega y
de la estrategia).
¿Cuáles serán lo principales desafíos para organizar el
grupo desde dentro? ¿Y desde fuera?
Garrido: Ya hemos hablado de la motivación del grupo que, tal como ocurre en el
mundo empresarial, resulta esencial para mantener la esperanza del “futuro
posible” (salida) al que todos deben estar avocados. El desafío estará
puesto en mantener la cabeza ordenada, con sentido de orientación al logro, el
espíritu de cuerpo o cohesión para concretar la meta y la moral alta, un
esfuerzo que debe ser reiterado, tratando caso a caso los focos de posibles
depresiones que ya se han detectado a través de la lectura de comportamiento de
algunos mineros. El equipo en la superficie debe evaluar en todo momento el
estado de salud potencial de los mineros, tanto mental como físico, así como
prever y adelantarse a sus comportamientos en condiciones de aislamiento,
además de enfocarse en la compleja tarea del rescate. El equipo a cargo del rescate también deberá
preocuparse de contener emocionalmente a las familias y preparar el escenario de
salida de los mineros, previendo las condiciones humanas a las que se verán
enfrentados al salir, pues con certeza pasarán de un aislamiento
obligado a una exacerbada exposición pública.
La experiencia de las personas que sobreviven a
situaciones extremas sirven de ejemplo a los alumnos de muchas escuelas de
negocios del mundo ¿Qué lecciones puede recoger el mundo empresarial a partir
de la experiencia de los 33 mineros atrapados?
Garrido: Si bien la lección principal de este hecho se resume, sin duda, en la
superación ante la crisis, hay enseñanzas que trascenderán al mundo de la
enseñanza de negocios, de la mano de las expresiones como toma de decisiones,
liderazgo y trabajo en equipo. Si bien es cierto que la implementación
de un plan requiere de alguien que asuma riesgos, sabemos que tanto lo
planificado, como los riesgos asumidos nos llevan finalmente hacia la necesaria toma de
decisiones. Es precisamente aquí donde pienso que surgirá una fuente de
enseñanzas para quienes se enfrentan a diario con equipos humanos. Por ejemplo,
en el mundo empresarial, debiendo lidiar muchas veces con condiciones adversas.
La estrategia sin decisión, es equivalente a una decisión sin acción:
finalmente inútil. Ahora, un líder puede escoger la ruta de la no acción para el
logro, o por el contrario, puede actuar en busca del objetivo. La toma de decisiones del líder
y estratega depende de su capacidad para pensar y sentir en torno a un objetivo
central, con orientaciones a plazos… no dista mucho de lo que conocemos
en el mundo de la estrategia empresarial y del Management para la toma de
decisiones, claro que suena muy distinto pensando desde la superficie. Sin
duda, nos han dado grandes lecciones de dirección desde 700 metros bajo tierra.
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